El ex ministro de Educación porteño fue imputado como miembro de una asociación ilícita dedicada al espionaje ilegal.
Otro ex alfil de Mauricio Macri quedó enredado en la causa por las escuchas ilegales. Al procesar por “defraudación por administración infiel en perjuicio de la administración pública, en carácter de autor, en concurso con el delito de miembro de una asociación ilícita” al ex ministro de Educación porteño Mariano Narodowski, en la causa en las que se investigan las escuchas ilegales presuntamente cometidas desde el gobierno porteño, el juez federal Norberto Oyarbide recordó que Mauricio Macri, “como miembro de la asociación ilícita, participó al menos, sosteniendo económicamente a Ciro James a través de los recursos estatales y de una estructura que permitió y favoreció las intervenciones”. James es el artífice sobre el que gira toda la causa de las escuchas; desde ayer, Narodowski es un eslabón que enlaza al espía con Macri.
Oyarbide utilizó 202 páginas para procesar a Narodowski, quien hasta ahora venía eludiendo, gracias a una “falta de mérito”, la imputación más grave contra el jefe de gobierno, varios de sus funcionarios (entre ellos el frustrado jefe de la Policía Metropolitana Jorge “Fino” Palacios) y jueces misioneros que se habrían prestado a la maniobra para espiar a enemigos políticos y personales de la máxima jerarquía de la Ciudad de Buenos Aires.
El procesamiento de Narodowski fue firmado 24 horas después de que los abogados Eduardo Barcesat y Roberto Boico objetaran formalmente ante el Tribunal Superior de Justicia porteño la candidatura de Macri, justamente por estar comprometido en esta causa. Narodowski ya no es un hombre que frecuente al jefe de gobierno; no forma parte de su riñón político y está en un segundo plano del que difícilmente retorne. Pero todo el razonamiento que llevó a Oyarbide a dictar su procesamiento desemboca, inevitablemente, en Macri. Por liderazgo y por jerarquía. La resolución revela datos poco conocidos de la causa. Por ejemplo, que “la contratación de Ciro Gerardo James ante el Ministerio de Educación porteño no fue publicada, ya que el Boletín Oficial capitalino sólo publicaba aquello que le era remitido por los distintos organismos del gobierno de la Ciudad, no siendo su tarea averiguar o constatar las normas, o designaciones.” Para que una designación como la de James aparezca en el Boletín Oficial local “debe ser encomendada por el ministro de cada área, y en caso de tratarse de un funcionario de jerarquía, el decreto debía ser suscripto por el jefe de gobierno de la Ciudad”.
