Diez horas. Esa es la cantidad de tiempo que la diputada nacional chilena Camila Vallejo pasó ayer en la Ciudad de Buenos Aires. Invitada por el Ministerio de Cultura argentino para participar del Foro Internacional por la Emancipación y la Igualdad, la joven de 26 años que en 2011 se hizo conocida en todo el mundo como presidenta de la federación universitaria que peleaba por la educación pública y hoy es diputada por el Partido Comunista que integra la coalición Nueva Mayoría de Michelle Bachelet, expuso en la mesa de cierre sobre la nueva generación de jóvenes que se incorporó a la política. Antes, mantuvo un encuentro con el legislador porteño Pablo Ferreyra (Seamos Libres) y la dirigente comunista Zaida Chmaruk, que es precandidata de ese espacio, quienes le otorgaron un diploma de Visitante Ilustre que se había votado días atrás en la Legislatura.
Camila Vallejo dialogó mano a mano con INFOnews
En diálogo con INFOnews, Vallejo hizo un balance de su primer año como diputada y trazó las diferencias que se dan entre las batallas cotidianas del ámbito legislativo y las que dio en las calles cuando marchaba por cambios profundos en el sistema educativo. Además, destacó el nivel de compromiso político de la juventud argentina en contraposición a la chilena, señaló la importancia de que haya tres presidentas mujeres en la Latinoamérica y pidió avanzar en la agenda de género, que incluye como uno de sus puntos centrales la despenalización del aborto.
La cuestión de género no es menor para Camila. Ella es una de las 19 diputadas que integran la Cámara baja de Chile, integrada por 120 parlamentarios. Es decir que la participación de las mujeres alcanza sólo al 15% del total del cuerpo. Por eso es que ha avanzado en la discusión de una ley de cupo femenino, que allá se denomina ley de cuotas, para que haya equidad en la representación de los géneros. Otros de los problemas importantes a los que se enfrenta tiene que ver con la legitimidad democrática: para Vallejo y otros sectores de la política chilena, es necesario hacer un plebiscito para modificar la Constitución heredada de la dictadura de Augusto Pinochet, que impide la modificación de aspectos centrales de la economía y la institucionalidad. De hecho, en una actitud que puede leerse en espejo con Argentina, la diputada señaló que muchos opositores recurren a la Justicia para tratar de bloquear algunas modificaciones de peso. Acá recurren a las medidas cautelares, allá al apego a la Constitución legada por el dictador.
INFOnews: ¿Cómo fue la experiencia de haber participado del Foro por la Emancipación y la Igualdad?
Camila Vallejo: Bien, fue una gran experiencia necesaria para todos los procesos que se están llevando en Latinoamérica de transformación, de emancipación, de búsqueda de generar mejores condiciones de igualdad. Para mí, aunque breve, fue un momento muy enriquecedor escuchar a los panelistas, departir con ellos, intercambiar visiones, fortalecer y renovar también estos lazos de unidad entre la izquierda y los sectores progresistas de nuestro continente y también de Europa.
Camila Vallejo – Foro Internacional por la Emancipación e Igualdad
IN: En tu discurso hablaste del grado de politización de Argentina y la contrapusiste con el de Chile. ¿Cuáles serían esas diferencias al nivel del involucramiento en la política?
CV: Bueno, en Argentina claramente se ve una juventud mucho más politizada, mucho más militante, mucho más conocedora de los procesos de Latinoamérica. A diferencia, en Chile, lamentablemente todavía tenemos una barrera mediática muy fuerte, unos medios de comunicación que más que informar desinforman y tergiversan lo que está pasando tanto en Bolivia, Venezuela. Argentina también, Ecuador y sobre todo Cuba. Se muestra a esos países como populistas, como regímenes que son casi dictaduras, y por lo tanto cuesta llegar a la juventud y a la población en general con la verdad de los hechos, con los elementos suficientes para entender la complejidad de los procesos y también poder valorar los avances que se han dado en Latinoamérica y el Caribe.
IN: Hiciste referencia a los medios de comunicación. ¿Cómo te han tratado a vos los medios, tanto en tu faceta de dirigente estudiantil como de diputada?
CV: No es fácil ser dirigenta estudiantil y entrar al parlamento siendo mujer y menos comunista. Las críticas van desde el machismo y hasta el anticomunismo. Son posiciones reaccionarias, de la despolitización, de este discurso hegemónico que se instala en los medios de que cualquier dirigente social o gremial no puede entrar al parlamento y que cualquiera que lo haga casi es un corrupto que se vende al sistema o es inconsecuente con sus ideas. Como si el tener ideales no implicara disputar los espacios de poder, y la verdad es que es todo lo contrario.
Camila Vallejo junto a los argentinos Zaida Chmaruk y Pablo Ferreyra
Las críticas han venido por lo que haga y por lo que no haga, y creo que van a seguir así, pero alguien sabio dijo que mientras los perros ladren es señal de que avanzamos. Nosotros estamos con mucha convicción y muy decididos a seguir avanzando las transformaciones no sólo desde las calles sino que tambien dentro de las instituciones de una manera crítica, por transformar nuestro sistema, nuestras instituciones y nuestro modelo de desarrollo: avanzar en fortalecer derechos fundamentales y también en ampliar derechos que están consagrados en nuestro país y que han sido absorbido por el imperio del mercado.
IN: En ese sentido, has pedido que se modifique la Constitución y se establezca una ley de cuotas para mujeres.
CV: Hemos avanzado mucho en materia de género y equidad. Lo primero fue al alero del cambio del sistema electoral binominal, al vincular esta ley de partidad de género: que en el fondo ningún género pueda verse representado en una lista de candidatos al parlamento en más de un 60%, ni hombres ni mujeres. Para garantizar que haya este mínimo de inclusión al menos en las listas parlamentarias.
Y por otra parte, estamos ya con el Ministerio de la Mujer que hemos creado, que va a impulsar con fuerza yla jerarquia suficiente dentro del aparato administrativo las politicas de inclusion, de no discriminacion hacia las mujeres pero también de guiar al género en general. Y ahí un proyecto en agenda, que se debe apoyar también con el Ministerio de Salud, que es la despenalización de la interrupción del embarazo en tres causales: la seguridad del feto, riesgo de vida de la madre y en casos de violacion. Este es un tema pendiente que este año va a estar en la agenda, que se va a estar tramitando en distintas comisiones de la Cámara y esperamos que salga a la luz prontamente porque es necesario, porque muchas mujeres están muriendo de manera clandestina, porque esto sigue siendo de alguna manera penalizado y criminalizado no solamente desde el punto de vista legal sino tambien desde el punto de vista cultural.
IN: Imagino que ahí va a haber una fuerte presión de la Iglesia Católica…
CV: Bueno, la Iglesia Católica presiona en todos los aspectos (risas). No solamente en la agenda de género. Hace poco también aprobamos el pacto de unión civil para poder garantizar espacio a las parejas homosexuales. Ahí la presión de la Iglesia fue tremenda, pero también lo ha sido en la materia de la reforma educacional. La Iglesia es dueña de muchas escuelas pero reciben subvención del Estado y también tiene universidades. Esto es histórico y a pesar de que nuestro Estado es laico, el inicio de las sesiones en el Congreso todavía se hace en nombre del Dios y de la Patria. Pero eso, más allá de lo simbólico que pueda ser, se expresa en la posición de la Iglesia, que tiene mucha influencia y poder en muchos partidos cristianos y en la generación de políticas públicas, a pesar de lo que pueda opinar la mayoría del pueblo.
IN: Hace cinco días, se cumplió tu primer año como diputada nacional. ¿Qué has aprendido al participar de ese órgano legislativo?
CV: Obviamente, es como una trinchera de lucha distinta a la de la calle, pero también tiene elementos comunes. Cuando estaba en el movimiento estudiantil en momentos tan importantes como fue en el 2011 con movilizaciones tan masivas y tanta exposición pública, con tantas necesidades que impulsaban las demandas del movimiento, surgieron momentos de tensión donde había que saber manejar las tensiones propias del movimiento estudiantil y también había que saber poner los elementos comunes. A pesar de las diferencias, mantener la unidad y garantizar que el espacio fuera democrático.
Y eso también pasa en el Congreso. Cuando uno está en un conglomerado de gobierno, que es la Nueva Mayoría que reúne partidos desde la Democracia Cristiana hasta el Partido Comunista, siete partidos en total, tiene que ponerse de acuerdo. Hemos tenido la posibilidad de tener un programa en común, pero a la hora de legislar obviamente que surgen los matices y las diferencias ideológicas y esa es una tarea que se expresa en la necesidad de poder tener un grado de humildad, de entender que se trata de transitar un espacio con relación de fuerzas porque cuando perdemos tiempo en pequeñeces, de repente esas pequeñeces nos dividen y se abren flancos para que los poderes más reaccionarios y la derecha aprovechen para fortalecerse. Eso lo aprendí también mucho en el Congreso, que es como un espejo de la lucha de clases. Es un espejo donde se manifiestan en lo concreto, a través de las exposiciones y los discursos parlamentarios, los distintos intereses que están en juego. Planteamos transformaciones profundas que las posiciones conservadoras tienen todos los elementos a su disposición para poder impedir los cambios de fondo. En el Poder Legislativo, por ejemplo, mandan casi todos los proyectos al Tribunal Constitucional para que no sigan su curso, resguardando la Constitución pinochetista heredada de la dictadura y que elaboró Jaime Guzmán. Eso tambien se refleja a través de los medios de comunicación, que son totalmente hegemonizados por los grupos económicos: en un 95% están en manos de ellos. Y esto también es parte de las dificultades que tenemos día a día y es algo que he aprendido yo mucho más de cerca porque estamos ahora donde las papas queman, tomando decisiones y ya no solamente demandando cambios.
Participación de Camila Vallejo en la mesa de cierre del Foro
IN: ¿Hay algún proyecto para democratizar los medios de comunicación, como se ha intentado por ejemplo en Argentina y Uruguay?
CV: Claro que sí. Una de las cosas que se instaló fuertemente desde 2011 hasta la fecha y se ha ido agudizando es el cuestionamiento de nuestra institucionalidad política. Y es porque no hemos podido como pueblo establecer cuáles son las reglas de juego. Fueron reglas de juego impuestas, destinadas a beneficiar a los más poderosos. Entonces la política se ve intervenida constantemente por intereses del mundo empresarial, que financian campañas además de hacer corrupción y cohecho. Hay una serie de irregularidades que al momento de destaparse, como pasó en el último tiempo, han agudizado la crisis. Y eso demuestra que tenemos un sistema democrático que no ha sido capaz de representar realmente los intereses de las mayorías y se ha puesto al servicio de los servicios económicos. Entonces, tenemos que radicalizar nuestra democracia en el sistema representativo pero también con participación más directa: en Chile no tenemos plebiscitos vinculantes, no tenemos capacidad de revocar los cargos de elección popular. Tenemos pocos canales de decisión, que llega hasta lo meramente consultivo pero no hay temas vinculantes en los que la ciudadanía se incorpore de forma al proceso de toma de decisiones.
La región, entre amenazas y lideresas
IN: ¿Qué te pareció la condena del gobierno de Barack Obama a Venezuela, al plantear que supone una amenaza para su seguridad nacional?
CV: Me parece inmoral, me parece que no hay argumentos que sustenten aquello. No creo que Obama ni el gobierno de Estados Unidos tengan derecho de dar lecciones de democracia ni Derechos Humanos cuando también vemos allá que constantemente hay violencia policial, hay constantes asesinatos a población negra… Entonces me parece que aquí hay una intromisión que ya tiene que parar. No solamente es Venezuela sino que ha sido con Latinoamérica, Medio Oriente, África. Ha sido una intromisión que de alguna manera está encontrando cada vez un contrapeso mayor, y eso ha afectado a la vez a sus propios intereses. Y espero que haya mayores expresiones de solidaridad del pueblo latinoamericano, que ya se ha manifestado por ejemplo el gobierno de Ecuador con Rafael Correa. Pero espero que seamos muchísimos más: en Argentina y en Chile ha habido pocas señales y creo que independientemente de las diferencias que se puedan tener, porque los procesos son distintos, hay una cosa que no se puede poner en cuestion y es la legitimidad de gobiernos que fueron electos democráticamente, sobre todo en Venezuela, que en términos de participación electoral ha dado tremendas lecciones. Por eso hay que respetarlo y manifestar solidaridad con los distintos pueblos y sus casos soberanos, sobre todo en el caso de intentos de golpe que eso estuvo también acechando estos días.
IN: Como mujer y dirigenta política, ¿cómo ves el hecho de que haya tres presidentas en la región: Dilma Rousseff en Brasil, Michelle Bachelet en Chile y Cristina Fernández de Kirchner en Argentina?
CV: Es para mí un honor. Creo que siempre es muy ejemplificador que haya mujeres liderando procesos tan relevantes. Ejercer una presidencia no es una tarea fácil y creo que al momento de haber llegado siendo mujeres demuestran que somos capaces de mucho, que las mujeres no han llegado a esos espacios porque se los hayan regalado, sino que los han ido conquistando con su trabajo, por su trayectoria, por sus ideas, por sus fortalezas. Y espero que se sigan sumando las mujeres que se metan en la política, que se metan a disputar sus espacios, que luchen por alzar la voz, por ser escuchadas, por expresar sus ideas y que sus programas de emancipación social puedan irse implementando. Que puedan conquistar más voluntades, hablando no solamente de la justicia social y la igualdad sino que también reivindicando la agenda de género que de repente se posterga. Se posterga mucho porque parecieran ser demandas sectoriales cuando la realidad es que las mujeres somos la mayoría de la población, no sólo en Latinoamérica sino que a nivel mundial. Y a pesar de eso, no estamos debidamente insertas en el mundo laboral, no estamos debidamente insertas en el mundo de la política y si lo estamos, estamos en mandos medios o con tanto nivel de precarización laboral, con menores remuneraciones que los hombres. Y sin abandonar, obvaimente, la otra tarea que es la tarea doméstica, porque todavia las sociedades machistas señalan que el hombre no tiene que involucrarse con aquello. Entonces bueno, yo creo que es de gran valor lo que esta sucediendo en Latinoamérica con los gobiernos encabezados por lideresas.