Rubricado pocas horas después de que se publicó en el Boletín Oficial el nuevo régimen de inversiones hidrocarburíferas, el acuerdo entre YPF y la estadounidense Chevron para la explotación del yacimiento petrolífero de Vaca Muerta, en Neuquén, tuvo múltiples repercusiones en el ámbito del sector petrolero y la política.

El investigador y catedrático de la Universidad de Buenos Aires (UBA) Víctor Bronstein consideró como «muy positiva» la iniciativa del Ejecutivo y cuestionó a los referentes de la oposición que «critican al gobierno porque no tiene una política energética» y, a la vez, «cuando se toman medidas que tratan de paliar estos problemas, también critican», dijo el especialista a radio Del Plata.
Desde la vereda opuesta, el presidente del Banco Ciudad y precandidato del PRO a diputado, Federico Sturzenegger, consideró que con esta decisión «el Estado se pone de rodillas». El gobernador de Neuquén fue una de las principales voces de apoyo a un acuerdo con la petrolera estadounidense para la explotación petrolífera en el territorio de su provincia. Ya en diciembre último, al calor del reciente acuerdo comercial, Sapag expresó a los medios que «estoy feliz porque de esto (en relación a la alianza) veníamos hablando desde hace cinco años» para agregar luego que «algunos no nos creyeron, pero nosotros teníamos expectativas y confianza de que esto iba a suceder». En tanto, el presidente del bloque de diputados nacionales del radicalismo, Ricardo Gil Lavedra, denunció «defectos de procedimiento» en el entendimiento con Chevron y advirtió que, si se firmarse un convenio, el mismo podría ser «anulado» con un posterior «pleito» judicial contra el país.