La fabricante de sanitarios Ferrum cerró el último ejercicio con pérdidas por $1.244 millones y una caída del 32% en sus ventas. La recesión en la construcción obligó a frenar su planta de Pilar y preocupa otra inminente reducción de personal si la situación del sector no repunta.
La histórica fabricante de sanitarios Ferrum, con más de un siglo de trayectoria, no logró escapar a la recesión de la construcción. La empresa cerró el ejercicio 2024/25 con una pérdida de $1.244 millones, una caída real del 32% en sus ventas y la necesidad de reducir personal luego de la paralización de su planta de Villa Rosa, en Pilar. Todavía no hay números precisos pero las alarmas ya están encendidas.
El Directorio reconoció en su memoria anual que el año estuvo “partido en dos”. La primera mitad, entre julio y diciembre de 2024, estuvo marcada por un desplome de la demanda que obligó a ajustar turnos, recortar puestos de trabajo y detener la producción en Pilar. La decisión se justificó como inevitable para preservar la sustentabilidad de la empresa, pero significó un golpe directo para los trabajadores del sector, ya golpeados por la crisis de la construcción.
Según informó Ámbito Financiero, la compañía pasó de producir casi 1,5 millones de unidades de artefactos sanitarios a 850 mil. En el mercado local, las ventas bajaron a 1,3 millones de unidades, mientras que las exportaciones se mantuvieron estancadas en poco más de 74.000. El rubro de bañeras mostró con claridad la parálisis: se pasó de 17.196 unidades vendidas a apenas 10.867, con una producción reducida a menos de la mitad.
El contexto explica la caída: según el INDEC, la construcción se contrajo un 22,4% en el segundo semestre de 2024, y aunque entre enero y junio de 2025 repuntó un 10,8%, el acumulado anual cerró en baja del 9,4%. En el segmento específico de artículos sanitarios de cerámica, la caída fue aún más marcada: 17,4%.
El ajuste interno incluyó reducción de personal, recorte de gastos administrativos y comerciales en un 34,6%, y reestructuración operativa. Los costos asociados a indemnizaciones, incobrables y la parada de la planta de Pilar triplicaron los “otros gastos operativos”, que alcanzaron los $10.080 millones.
Aun con una caja operativa positiva y un patrimonio neto de $159.028 millones, la compañía admite que la recuperación dependerá de la evolución de la economía. La incertidumbre política y la volatilidad financiera podrían condicionar tanto el consumo como la reactivación del sector de la construcción.
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