El sector pesquero atraviesa una de sus peores crisis, con fábricas cerradas, demoras en la temporada de langostinos, caídas en la industria de la merluza y una fuerte pérdida de competitividad. Solo en Mar del Plata ya se perdieron 400 empleos, y a nivel nacional hay unos 50.000 puestos en riesgo.
La industria pesquera argentina atraviesa una de sus peores crisis en años, con miles de puestos de trabajo en riesgo y una caída pronunciada en la rentabilidad de las empresas del sector. Así lo advirtió a la AM 750 el consultor pesquero Giuliano Falconnat, vinculado a las cámaras empresariales del rubro, quien señaló que la situación se agravó desde el inicio del actual gobierno nacional.
Según el especialista, la demora en el inicio de la temporada de langostinos es uno de los factores más visibles de un problema más profundo. “El sector en su totalidad está atravesando una de las crisis más profundas de su historia desde que asumió este Gobierno nacional”, indicó Falconnat, y agregó que esta situación se da en un contexto de pérdida sostenida de competitividad y altos costos operativos.
La preocupación no se limita al langostino. También se mencionan caídas significativas en otras especies clave como la merluza, lo que afecta a todo el entramado productivo, desde las empresas pesqueras hasta las plantas de procesamiento y logística. En palabras del consultor: “Las empresas vienen afrontando una pérdida de competitividad bruta que pone cerca de 50.000 puestos de trabajo a nivel nacional en riesgo”.

Uno de los focos más críticos se encuentra en la ciudad de Mar del Plata, donde el cierre reciente de nueve fábricas dedicadas al reprocesamiento de pescado y mariscos dejó un saldo de al menos 400 personas desempleadas. Esta situación genera una alerta sobre el impacto social y económico que puede tener una mayor paralización del sector.
Desde el ámbito empresario se advierte que, de no tomarse medidas urgentes para reactivar la actividad y contener los costos, el colapso del sector podría profundizarse. La industria pesquera representa una fuente vital de empleo en distintas regiones del país y es clave tanto para el consumo interno como para las exportaciones.
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