El representante argentino ante la Asamblea de la Corte Penal Internacional reclamó “una acción inmediata” en Venezuela, pese a que no existe orden de captura contra Nicolás Maduro.

El gobierno de Javier Milei, a través de su representante en la Corte Penal Internacional (CPI), reclamó “una acción inmediata” de esa Corte para arrestar al presidente Venezuela, Nicolás Maduro y al ministro Diosdado Cabello. De esa manera, la Casa Rosada alienta un baño de sangre en el Caribe, justo cuando Washington tiene movilizada en la costa de Venezuela una flota descomunal y, de manera unilateral, ordenó el cierre del espacio aéreo del país bolivariano. Hoy en día, la CPI no tiene ninguna orden de arresto contra Maduro, sino que está en marcha una investigación sobre las supuestas violaciones a los derechos humanos en Venezuela, sin que hasta ahora el fiscal se haya expedido. Lo que hizo el embajador Diego Emilio Sadofschi, fue un simple discurso, no una presentación seria ante la fiscalía aportando elementos o fundamentando una medida. Se trata de seguidismo a Trump, buscando legitimar una guerra en el continente. El condimento adicional es que Estados Unidos desconoce a la Corte Penal porque no quiere que los delitos de sus soldados en el mundo entero sean juzgados por un tribunal internacional.
El embajador Sadofschi, que en realidad no es embajador, sino el encargado de Negocios de Argentina en Países Bajos, intervino en la conferencia anual del tribunal de La Haya. Habitualmente es una especie de congreso en el que suelen aprobarse las medidas y la actuación de la CPI. Lo curioso es que el representante argentino no objetó lo hecho por la Corte, sólo se trató de un discurso político orientado a justificar cualquier acción de Trump.
“Desde 2021, en que se inició la investigación sobre la violación de derechos humanos en Venezuela, hubo pocos avances. Tiene que haber órdenes de arresto e investigaciones rigurosas pero expeditivas”, sostuvo el representante argentino. La delegación de Venezuela, encabezada por Héctor Constant Rosales, acusó a Sadofschi de “politizar la asamblea, presentándose como un falso defensor de los derechos humanos”. Lo habitual es presentar pruebas, pedir medidas, pero en el expediente, ante el fiscal que instruye la investigación, no en la Asamblea.
Como se sabe, la CPI dispuso órdenes de captura por violación a los derechos humanos contra el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, y el líder histórico del LRA de Uganda, Joseph Kony, entre los casos más conocidos. La investigación sobre Maduro tuvo sus idas y vueltas, con un cambio de fiscal, el establecimiento de una oficina en Caracas y el posterior cierre de esa oficina por supuesta falta de colaboración. Pero hasta el momento no hubo ningún pedido de detención. Eso está en análisis de la fiscalía. En cualquier caso, Sadofschi no intentó debatir el caso desde el punto de vista penal.
Todo indica que el representante de la Casa Rosada recibió instrucciones de realizar un discurso de respaldo a Trump. Básicamente hacer ruido en el momento en que dentro de Estados Unidos se desató un fuerte debate sobre la operación en el Caribe. No sólo por el asesinato de 80 personas, supuestos narcos, que tripulaban las lanchas hundidas por los misiles norteamericanos, sino por la muerte de dos sobrevivientes en el hundimiento de una embarcación el 2 de septiembre. Los representantes demócratas acusaron al secretario de Defensa, Peter Hegseth, de cometer un “crimen de guerra”, porque después de la muerte de otros 9 tripulantes, hubo dos que se aferraron a los restos de la embarcación y llegó la orden, desde el Pentágono, de matarlos también. El propio Trump tuvo que contestar sobre el hecho y evadió las respuestas: “no quiero hablar del tema”.
La mayoría de los diarios que no apoyan a Trump en Estados Unidos afirman que la ofensiva contra Venezuela es más bien una cortina de humo ante la tremenda pérdida de popularidad del presidente norteamericano por el aumento de precios debido a los aranceles impuestos a las importaciones, por la persecución a los inmigrantes y, en general, el comportamiento despótico del mandatario. De manera que el respaldo de Milei no tiene un enorme peso, pero se produce en tiempos en que Trump necesita cualquier opinión favorable que sustente lo que está haciendo. De hecho, muchísimas voces afirman que la Casa Blanca no puede irse con las manos vacías del Caribe, por lo que algo tiene que hacer habiendo desplegado semejante fuerza, con el portaaviones Ford a la cabeza y un costo diario de 200 millones de dólares. Pocos creen que Trump se lance a una vasta operación terrestre, pero sí a una incursión quirúrgica, un bombardeo a supuestos integrantes del denominado Cartel de los Soles y, tal vez, un ataque al propio Maduro.
El alineamiento con Estados Unidos deriva en la ruptura con las posturas tradicionales de la Argentina, como la no intervención en los conflictos dentro de cada nación. Pero, además, hace una semana, el representante de la Casa Rosada en Naciones Unidas votó contra una resolución para prevenir y erradicar la tortura. Sólo se opusieron tres países, Estados Unidos, Israel y la Argentina. Antes que eso, fue el único país que votó en contra de otra resolución que apuntaba a eliminar y prevenir la violencia contra las mujeres. Estas escandalosas posturas hacen que el país esté aislado como nunca.
El trasfondo de los votos en Naciones Unidas y el apoyo a la operación en el Caribe es, por un lado, ideológico, pero sobre todo económico. Milei sabe que no sobrevive sin el respaldo de los dólares de Trump y Scott Bessent. Lo rescataron de la corrida cambiaria en la previa a las elecciones de octubre, luego hubo una injerencia decisiva a la hora de los comicios y hoy sigue requiriendo del respirador de Washington ante los desequilibrios cambiarios, comerciales, turísticos y la falta de dólares.
Sin embargo, más allá de ese cuadro, Milei produce sobreactuaciones todos los días. Baila en Mar-a-Lago, la residencia de Trump, viaja más al país del norte que a cualquier provincia argentina, y se lanza a apoyar una operación bélica que registra pocos antecedentes en la historia de América. Un baño de sangre no está para nada descartado y tendría aval libertario.
PAGINA 12
