La experta en relaciones laborales Ayelén Kalenok señaló que la incertidumbre laboral y el avance de la inteligencia artificial están impulsando la organización sindical en sectores como la tecnología y los servicios profesionales. «¿Qué pasa si un desarrollador de una aplicación de home banking decide parar? El impacto puede ser igual o mayor que un paro en transporte», afirmó.
En diálogo con Canal E de Perfil, la especialista en relaciones laborales Ayelén Kalenok analizó un fenómeno que está transformando el mapa del trabajo a nivel global: el crecimiento de la sindicalización en sectores considerados históricamente “privilegiados”, como la industria tecnológica y los empleos de oficina. “La sindicalización está creciendo en sectores inesperados, impulsada por la incertidumbre que genera la inteligencia artificial”, explicó Kalenok.
Según la especialista, el mundo laboral atraviesa una etapa inédita. “Está creciendo la sindicalización dentro de las compañías, incluso en sectores que antes estaban muy alejados del sindicalismo tradicional”, indicó. Mientras que en Argentina la tasa de afiliación sindical se mantiene entre el 30% y el 40%, en países como Estados Unidos ese número no supera el 10%. Sin embargo, lo novedoso no es el crecimiento en sí, sino el perfil de los nuevos sindicalizados. “Empieza a crecer en grupos como desarrolladores o empleados de oficina, alejados del origen obrero clásico de los sindicatos”, señaló.
El avance de la inteligencia artificial aparece como uno de los motores de este cambio. Para Kalenok, la ola de despidos masivos en grandes compañías tecnológicas y la automatización de tareas “han generado un clima de incertidumbre que empuja a los trabajadores a organizarse”. La experta remarcó que el problema no es la tecnología en sí, sino la forma en que se implementa. “Los trabajadores no dicen que no se implemente inteligencia artificial, pero sí quieren discutir cómo se la integra al trabajo diario”, explicó. “Ahí surgen las tensiones: no se trata de frenar el avance, sino de que sea colaborativo y no destructivo”, subrayó.

Aunque todavía no existen sindicatos específicos dedicados a la inteligencia artificial, hay organismos y asociaciones que promueven buenas prácticas y el uso responsable de estas tecnologías. “Todavía no hay un sindicato de inteligencia artificial, porque su aplicación es tan transversal que atraviesa todos los sectores”, señaló Kalenok. La especialista agregó que incluso roles tradicionalmente estables están mostrando vulnerabilidad. “¿Qué pasa si un desarrollador de una aplicación de home banking decide parar? El impacto puede ser igual o mayor que un paro en transporte”, ejemplificó.
Consultada sobre la posibilidad de que esta tendencia llegue a la región, Kalenok consideró que no se espera alcanzar los niveles de sindicalización de Argentina, pero sí un crecimiento sostenido en la organización de trabajadores de la economía del conocimiento. “Se van a empezar a sentar precedentes sobre cómo se implementan estas nuevas tecnologías”, afirmó. Finalmente, la experta concluyó que el sindicalismo del futuro deberá adaptarse a las nuevas realidades laborales: “Las condiciones cambiaron. Ya no se trata solo de salarios o jornadas, sino de tener voz en cómo la tecnología redefine el trabajo mismo”.
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