Gobiernos, organismos internacionales y líderes políticos condenaron este jueves el asesinato de dos empleados de la Embajada de Israel en Estados Unidos,  El ataque tuvo lugar la noche del miércoles frente al Museo Judío de la Capital, en Washington, durante un evento organizado por el Comité Judío Americano (AJC). Líderes políticos de distintas partes del mundo denunciaron el ataque como un acto de antisemitismo y alertaron sobre el aumento de la violencia vinculada al conflicto en Medio Oriente.

Las víctimas fueron identificadas como Yaron Lischinsky, de 30 años, y Sarah Milgrim, de 26, ambos empleados de la delegación diplomática israelí. Según la embajada, Lischinsky, de origen alemán y religión cristiana, se desempeñaba como asistente de investigación; Milgrim trabajaba en el área de diplomacia pública. El embajador israelí en Washington, Yejiel Leiter, confirmó que la pareja estaba próxima a comprometerse.

La secretaria de Seguridad Nacional estadounidense, Kristi Noem, informó sobre el ataque a través de la red social X, calificando el asesinato como un acto “sin sentido” que está siendo investigado activamente: las autoridades ya detuvieron al presunto asesino.

La jefa de la Policía Metropolitana local, Pamela Smith, confirmó que el atacante, identificado como Elías Rodríguez, de 30 años y residente en Chicago, fue arrestado en el lugar luego de ser visto merodeando el museo. Testigos relataron que Rodríguez gritó “¡Palestina libre, libre!” tras efectuar los disparos. Luego ingresó al museo, donde fue asistido inicialmente por personal de emergencia al ser confundido con una víctima.

La policía recuperó el arma tras una confesión del detenido, quien no tenía antecedentes penales que anticiparan un ataque de este tipo. No obstante, las autoridades investigan posibles “vínculos con actos terroristas” y no descartan que el crimen tenga motivaciones de odio. La fiscal general de Estados Unidos, Pam Bondi, aseguró que el sospechoso actuó solo, pero advirtió sobre la necesidad de estar en alerta. “Este mundo tiene que dejar de estar lleno de tanto odio”, expresó.

El tiroteo tuvo lugar cerca de la oficina local del FBI ya poco más de un kilómetro de la Casa Blanca. Las autoridades pidieron evitar la zona mientras continúa la investigación, en la que colaboran el FBI y la embajada de Israel. Sin embargo, el director del FBI, Kash Patel, aclaró que no existe una amenaza activa para la seguridad pública.

El “precio del antisemitismo”

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, condenó el hecho, señalando “el terrible precio del antisemitismo y la incitación salvaje contra el Estado de Israel” en un mensaje en su perfil de X. Además, anunció un refuerzo en la seguridad de las misiones diplomáticas israelíes en el mundo.

Netanyahu informó que, tras el ataque, mantuvo una conversación telefónica con el presidente estadounidense, Donald Trump, quien expresó su “profundo pesar” y también vinculó el ataque con el antisemitismo. En Truth Social escribió: “Estos horribles asesinatos, basados obviamente en el antisemitismo, deben terminar ¡YA!”.

El secretario de Estado de Trump, Marco Rubio, coincidió en calificar el hecho como “un acto descarado de violencia cobarde y antisemita”.

El ataque causó una gran conmoción en suelo estadounidense. La fiscal Bondi se trasladó al lugar junto a Jeanine Pirro, fiscal federal adjunta del Distrito de Columbia. “Oramos por las víctimas mientras trabajamos para conocer mejor lo sucedido”, publicó en redes sociales momentos después del hecho.

“Palestina libre es el nuevo Heil Hitler”

En un videomensaje, Netanyahu comparó el grito del atacante con el saludo nazi: “Palestina libre es el nuevo ‘Heil Hitler’”. Afirmó que el agresor no buscaba un Estado palestino, sino destruir el Estado judío. También criticó a FranciaReino Unido Canadá por amenazar con sanciones a Israel si no cesa su ofensiva en Gaza. “Esos líderes no promueven la paz. Están animando a Hamás a seguir luchando eternamente”, acusó.

Netanyahu sostuvo que Lischinsky y Milgrim “no fueron víctimas de un crimen al azar”, y agregó: “El asesino quería matar judíos”.  El portavoz de la embajada de Israel, Tal Naim Cohen, también coincidió con el mandatario, al indicar que las víctimas fueron ejecutadas a quemarropa.

Desde Naciones Unidas, el embajador israelí, Danny Danon, denunció un “acto malvado de terrorismo antisemita” y exigió a medidas enérgicas por parte del gobierno estadounidense. “Hacer daño a la comunidad judía es cruzar una línea roja”, manifestó.

El canciller israelí, Gideon Saar, subrayó que los diplomáticos de su país están particularmente expuestos al riesgo. Además, responsabilizó a gobiernos europeos por fomentar un clima de incitación antisemita.

El portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores francés, Christophe Lemoine, consideró esas declaraciones “escandalosas” e “injustificadas”. Por su parte, el primer ministro británico, Keir Starmer, se mostró “absolutamente horrorizado” y pidió “erradicar el antisemitismo dondequiera que aparezca”.

En la misma línea, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Canadá condenó el “crimen atroz” e instó a combatir el creciente antisemitismo.  El canciller francés. Jean-Noël Barrot, también lo definió como “un acto odioso de barbarie antisemita”.