La compañía Lácteos Verónica emplea a unos 700 trabajadores distribuidos en las plantas de tres localidades santafesinas. En una audiencia, la Secretaría de Trabajo de la Nación rechazó el pedido de la empresa.
La empresa Lácteos Verónica anunció sus intenciones de desprenderse del 30% de su personal e inició un proceso preventivo de crisis, que este viernes fue rechazado por la Secretaría de Trabajo de la Nación, ante la falta de balances y pruebas que argumentaran los despidos. Los trabajadores denuncian un vaciamiento y el traspaso de bienes a otra firma de los propios accionistas. En el medio, la realidad de las localidades santafesinas que sufren el impacto de la situación.
«Hay chicos que ante la falta de pagos salieron a hacer trabajos de plomería, pero eso también implica sacarle trabajo al plomero», describió Sergio Polidoro, delegado gremial de la planta de Clason. «Es una de las empresas más grandes que tenemos y hoy en día no está fácil conseguir trabajo», evaluó Marcelo Bett, presidente comunal de Lehmann.
En total, la firma cuenta con alrededor de 700 trabajadores distribuidos en las tres plantas que posee en las localidades santafesinas de Clason, Lehmann y Suardi. La semana pasada, la firma presentó un proceso preventivo de crisis donde dejó en claro sus intenciones de despedir a unos 200 trabajadores, abonando una indemnización del 50% en cuotas. A eso se le suma la baja del convenio colectivo, lo que en la práctica significa una reducción de la mitad del sueldo, y el pedido para poder implementar «suspensiones aleatorias» de acuerdo a las necesidades productivas de la empresa.
Audiencia y rechazo
El pasado viernes, la patronal y los trabajadores se vieron las caras en una reunión por zoom, convocada por la Secretaría de Trabajo de la Nación. Durante el encuentro, los representantes de la firma mencionaron una deuda financiera por 50 millones de dólares, pero no presentaron balances ni algún tipo de documentación que respaldara el proceso, por lo que desde la cartera laboral rechazaron la medida. En ese marco, los despidos finalmente no se efectivizaron, pero los trabajadores se mantienen en alerta y este lunes continúan con la retención del crédito laboral en defensa de sus puestos de trabajo. La firma les adeuda el sueldo de junio, el aguinaldo y los aportes correspondientes.
«Desde la Secretaría de Trabajo le exigieron a la empresa la presentación de nuevos documentos que avalen esto que ellos están queriendo inducir. Mientras tanto, la secretaría invitó a ambas partes a que dialoguemos e intentemos buscar alternativas para no llegar al despido. Eso en camino a una nueva audiencia, para ver qué pasa», explicó Polidoro a Rosario/12. «Este lunes tenemos una asamblea para informar a los compañeros y la idea es seguir como hasta ahora: con la retención de crédito laboral de cuatro horas por turno y procesando la poca leche y el poco insumo que hay en planta», añadió.
Lácteos Verónica, sin crisis
La audiencia en la Secretaría de Trabajo de la Nación terminó de confirmar lo que los trabajadores ya sospechaban: que la empresa no está en crisis. Si bien reconocen que el panorama no es el óptimo, entienden que el nivel de ventas se mantuvo en parámetros razonables. Por eso, lo que ven detrás del proceso preventivo de crisis son «maniobras deliberadas» para licuar pasivos laborales y fugar recursos.

Las sospechas también se fundan a partir del vínculo entre Lácteos Verónica y Las Becerras S.A., una empresa dedicada al mismo rubro. Desde su creación en 2012, la sociedad está controlada por la familia Espiñeira, accionista mayoritaria de Lácteos Verónica. Los trabajadores sostienen que hay informes sobre ventas de campos a Las Becerras en operaciones «cuya transparencia y valuación real no fueron comunicadas». Todos movimientos que apuntan al vaciamiento de una empresa hacia la otra, con el fin de achicar la planta.
«Las Becerras es una empresa tambera de los mismos dueños. Desde ahí llegaban a la planta unos 100 mil litros de leche y en los últimos meses dejaron de enviarlos, los mandan a otra empresa que hay en la zona. No tienen intenciones de sanear la situación, sino de seguir generando más crisis», evaluó Polidoro. En una misma línea, el diputado provincial Carlos Del Frade habló de una «crisis inducida» por la propia empresa y consideró que se trata de un conflicto «que tiene que ver más con movimientos empresariales que con la realidad económica o laboral de los trabajadores».
El impacto
Por detrás del conflicto laboral, los trabajadores también advierten sobre el impacto social que genera la situación en cada una de las localidades donde la empresa podría efectuar despidos. Una de las plantas está radicada en Clason, una localidad con 924 habitantes, según el Censo 2022. Allí trabajan algunas familias del pueblo, pero el empleo también alcanza a trabajadores de Totoras (11.736 habitantes) y San Genaro (9.656 habitantes). Por eso, los intendentes y presidentes comunales siguen de cerca el conflicto: en localidades pequeñas, el impacto de los despidos se siente con mayor fuerza.
«Totoras es una ciudad con características de pueblo. Se siente en las despensas, en la ferretería, en los comercios del lugar. Es algo que pega fuerte en todos los rubros. Hay chicos que, ante la falta de pagos, salieron a hacer trabajos de plomería, pero eso también implica sacarle trabajo al plomero. Y eso afecta un montón», explicó Polidoro. «Saquemos cuentas: de Totoras somos unos 120 trabajadores que ganamos algo así como un millón de pesos. Todo ese dinero, que nosotros no cobramos desde junio, es dinero que deja de circular por la comunidad», añadió.
Ciudades que quedan al borde de desaparecer
Las otras dos plantas se encuentran en Suardi, donde viven 7.761 personas; y en Lehmann, donde hay radicados 3.583 habitantes. Allí, la posibilidad de los despidos circula levantando preocupación a su paso. «Es una empresa de muchos años que está acá en la zona y es preocupante porque son más de cien empleados que podrían quedar en la calle. Genera mucha incertidumbre lo que podría pasar con eso», reconoció Marcelo Blett, presidente comunal de Lehmann, al medio Rosario/12.
En Lehmann, Verónica es una de las dos empresas que más trabajo genera en el pueblo. La otra es Motor Parts, que produce válvulas de competición de alta performance. «Nosotros estamos a poquitos minutos de Rafaela, donde hay otras industrias grandes también. Pero acá tenemos dos industrias fuertes, que también están sujetas a que la economía marche bien», expresó y agregó: «Todo influye. Bajó la venta de productos como en todos los sectores. Y eso en el pueblo también se siente».
Por último, el dirigente lamentó la situación en la que podrían quedar muchos trabajadores de Lehmann y las localidades aledañas: «Como todos sabemos, hoy en día no está fácil conseguir trabajo. Hay mucha gente grande empleada en la fábrica y si se concretan los despidos va a ser muy difícil. Que se cierre una fábrica, o una industria, es muy lamentable, porque como está la situación económica, salir a buscar trabajo te demanda un tiempo hasta que conseguís, si es que conseguís. En el mientras tanto, hay que vivir. Todos lo que implica mantener a una familia impacta y, si encima tenés que bancar un alquiler, se dificulta aún más«.
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