Un nuevo informe de la OIT y UNICEF revela que, pese a los avances, millones de niños siguen trabajando en condiciones peligrosas. La erradicación total para 2025 parece cada vez más lejana.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) y UNICEF advirtieron este miércoles que 138 millones de niños en el mundo continúan atrapados en el trabajo infantil, de los cuales 54 millones realizan tareas peligrosas. Aunque el número global se redujo casi a la mitad desde el año 2000, el ritmo de avance es insuficiente para alcanzar el objetivo de eliminación total para 2025.
El informe, publicado en la antesala del Día Mundial contra el Trabajo Infantil, muestra que Asia y el Pacífico lograron importantes avances, mientras que América Latina y el Caribe redujeron la prevalencia en un 8%. Sin embargo, África subsahariana concentra casi dos tercios de todos los casos, con 87 millones de niños afectados, sin variaciones significativas en cifras absolutas debido al crecimiento demográfico.

Según la OIT, la mayoría de los casos se dan en la agricultura (61%), seguida por servicios y actividades industriales, muchas veces en condiciones de riesgo. La pobreza estructural y la falta de acceso a educación siguen siendo las principales causas del trabajo infantil. Además, cuando se contabilizan tareas domésticas no remuneradas, la carga de trabajo infantil recae especialmente sobre las niñas.
La directora de UNICEF, Catherine Russell, advirtió que los recortes en educación y protección social amenazan con revertir años de progreso. “Los niños deben estar en las aulas, no en los campos ni en las fábricas. Protegerlos implica fortalecer el trabajo adulto y apoyar a las familias más vulnerables”, sostuvo.
El informe también reclama a los gobiernos que refuercen los sistemas de protección infantil, garanticen educación gratuita y de calidad, y promuevan empleos decentes para los adultos, evitando así que los menores deban contribuir al sustento familiar.
Para lograr la erradicación del trabajo infantil en los próximos cinco años, la OIT y UNICEF advierten que se necesita acelerar el ritmo actual de progreso once veces. De lo contrario, millones de niños seguirán privados de su derecho a aprender, jugar y vivir una infancia plena.
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