A 37 años de La Noche de los Lápices

 

El 16 de septiembre de 1976, diez jóvenes militantes fueron secuestrados en la ciudad de La Plata, encarcelados y torturados en el denominado “Circuito Camps”. Seis de ellos permanecen desaparecidos. A 37 años de esa página siniestra de la historia argentina, los lápices siguen escribiendo pero, como aseguró una de las sobrevivientes, Emilse Moler, con “la particularidad de que los principales represores de ese episodio están presos”.

“Sin duda lo que han hecho es siniestro”, afirmó por su parte Lucas Clarke, presidente de la Unión de Estudiantes Secundarios (UES) de La Plata en relación a los ejecutores del macabro plan que gobernó la Argentina entre 1976 y 1983.

En diálogo con el periodista Jorge Chamorro en su programa de Radio América “Página abierta”, Clarke destacó que “hay personajes de la dictadura que aún están dando vueltas y defendiendo los mismos intereses”. Sin embargo, en el mismo sentido, subrayó: “Sabemos que falta mucho pero cada vez menos gracias al proyecto nacional y popular. Los colegios que dependen de la nación hablan en profundidad de estos temas de la historia argentina”.

En tanto, Gustavo Calloti, otro de los sobrevivientes, recordó cómo vivieron el 21 de septiembre, el día del estudiante, mientras estaban secuestrados en el centro clandestino de detención de Arana: “Nos sacaron de la celda para lavarlas, nos pusieron de rodillas con los ojos vendados en un patio y nos sacaron por un rato las ataduras de las manos. Nos dieron ñoquis y nosotros pensábamos en los compañeros que estarían festejando en Pereyra Iraola”.

Los cuatro sobrevivientes de la Noche de los lápices fueron liberados después de meses de tortura en distintos centros clandestinos, ya que además del “Circuito Camps”, pasaron por los centros clandestinos de detención de Arana, Pozo de Banfield, Pozo de Quilmes, la Jefatura de Policía de la Provincia de Buenos Aires y las Comisarías 5a., 8a., y 9a. de La Plata y 3a. de Valentín Alsina, en Lanús, y el Polígono de Tiro de la Jefatura de la Provincia de Buenos Aires.

El plan

Pablo Díaz, otro sobreviviente de la masacre, relató que “el documento elaborado en la jefatura de policía decía textualmente que había que eliminar el semillero subversivo. El operativo partió de suponer la desarticulación política y militar de las organizaciones guerrilleras, y de los sectores universitario o barrial, de modo que buscaban la desarticulación de los secundarios. Todo hace pensar que ese operativo empezó por agosto y terminó sobre fines de noviembre”.

Entre los elementos que dan cuenta de este plan está el texto “Subversión en el ámbito educativo (conozcamos a nuestro enemigo)”, publicado en 1977 por el Ministerio de Educación de la Nación. Su lectura era obligatoria y brindaba una suerte de claves para reconocer y combatir al “enemigo” en el ámbito escolar.

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