Acusan a la policía de Cataluña de haber matado a un argentino

Juan Pablo Torroija tenía 41 años, dos hijos y vivía en España desde hacía ocho años.
Juan Pablo Torroija tenía 41 años, dos hijos y vivía en España desde hacía ocho años.

Juan Pablo Torroija murió lejos y solo. Ninguno de sus dos hijos, ni su familia que dejó en Buenos Aires pudieron acompañarlo en la víspera. Agonizó en una cama de la sala de cuidados intensivos del Hospital Josep Trueta de Girona, en España, adonde llegó hace ocho años con la fe intacta en prosperar. “Daños irreversibles por asfixia “, había sentenciado, unas horas antes, el último parte médico.

No hay precisiones porque la policía no las entregó, pero se sabe que Torroija fue detenido en la noche del 10 o durante la madrugada del 11 de julio y llevado a una comisaría bajo el cargo de intento de robo y donde, según los voceros oficiales, intentó ahorcarse.

Los allegados a la víctima, sin embargo, dicen otra cosa: juran que el hombre fue golpeado con saña por agentes de la Mossos D’Esquadra, la fuerza autónoma de Cataluña, y abandonado, moribundo, en la guardia del hospital. El caso es grave porque el Consulado argentino jamás fue notificado de la muerte y porque, además, viola protocolos internacionales sobre torturas y tratamiento cruel a personas privadas de su libertad.

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