Ahumada y otro silencio atroz

 

 

Oscar Ahumada es el goleador del Torneo Final con tres goles junto a Silvio Romero, el delantero de Lanús. Sí, así como se lee. Pero hay algo más: es, para All Boys, un fusible único, que determina el juego de este equipo. Por ejemplo: en la derrota 2-1 ante Quilmes en el Sur, el cinco surgido de River fue el único que pateó al arco. Resulta llamativo porque en 134 partidos en Primera, Ahumada no había anotado un mísero gol. Ahora, parece, todo cambió: lleva tres en los últimos tres encuentros. Sólo había festejado en una ocasión en el Veracruz de México, donde jugó entre 2010 y 2011, y en otra con River en un partido por la Copa Libertadores. Pero esto asombra. Ahumada llama la atención.

José Romero, el entrenador de All Boys, lo ubicó al costado izquierdo de Darío Stefanatto. Un falso volante por afuera, corrido a esa banda, con la tendencia lógica de tirarse al medio. Fue muy importante, tanto en la recuperación como en la gestación. De hecho, tuvo conexión directa con Santiago Montoya Muñoz, el colombiano que lo asistió en el primer gol. Ahumada, casi dentro del área chica, bajó el balón con la derecha y la acarició con la izquierda. La línea media del Albo, en síntesis, le ganó la batalla a un mediocampo de Boca supuestamente combativo, peleador, comandado por los duros gafes Leandro Somoza y Ribair Rodríguez. Ahumada casi siempre le dio un destino correcto a la circulación. El hombre de Zárate salió en el segundo tiempo y fue ovacionado. Ahí hubo otro triunfo: muchos hinchas, cuando llegó desde el Rostov ruso, lo miraron con desconfianza. Que venía roto, que su estado físico no era el mejor.
¿Cómo llegó al club de Floresta? Los dirigentes se comunicaron con él a través de Facundo Quiroga, su compañero en el Wolfsburgo de Alemania en 2004. “Venite, Oscar, venite que es un club tranquilo y seguro”, le dijo Quiroga a Ahumada. Ayer Pepe Romero, asombrado, dijo que tiene la capacidad para jugar en cualquier puesto de la cancha. Que él resolverá. Ahumada, quien sufrió piedrazos en su casa cuando era jugador de River y dijo que en el Monumental había sentido “un silencio atroz” en los octavos de final de la Libertadores 2008 ante San Lorenzo, pidió jugar y se infiltró en el partido ante Boca -derrota 3-1- del pasado Torneo Inicial en La Bombonera. Al final, salió lesionado. Ahumada, al fin y al cabo, se insertó en una serie nueva: desde que All Boys volvió a Primera, en 2010, le ganó los tres partidos como local a Boca: 2-0 en Huracán y 3-1 y 2-0 en el Malvinas Argentinas. Es Ahumada, el goleador, pero también es All Boys, el equipo de Pepe que disfruta.