Boca ganó y se consolidó en la Libertadores

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Tras la victoria conseguida en Sarandí hace exactos ocho días, a Boca se le allanó el camino en el Grupo 4 de la Copa Libertadores de América. O algo parecido. Con aquel triunfo, ante el rival de hoy –Arsenal- el Xeneize se despidió del último escalón de la tabla de posiciones para quedar como segundo, un punto por encima del elenco del Viaducto.

Por ende, la obligación de volver a sumar de a tres para los dirigidos por Julio Falcioni no hacía ni falta mencionarla. Perder los hubiera dejado otra vez con la soga al cuello, sobre todo teniendo en cuenta la próxima parada: Fluminense, en Brasil y sin Somoza, expulsado esta tarde noche.

En un principio, la noche pintaba bien para los de la Ribera, claros dominadores de las acciones de juego. Riquelme, otra vez, dio cátedra sobre cómo manejar los tiempos de un partido. Cuándo tocar en corto, ir a buscar la pelota más cerca de la defensa, abrir o profundizar; pero, al igual que las últimas veces, sólo el 10 tuvo un rendimiento óptimo. Al menos durante el primer tiempo.

Siendo esto un deporte en equipo, lógicamente, Román no pudo contra los once guerreros del Viaducto, agrandados tras la roja a Leandro Somoza. De hecho, las únicas situaciones de gol en esa etapa inicial fueron de la visita: dos tiros de media y larga dstancia, uno del chileno Espinoza –rebotó en el palo-, otro de Juan Pablo Caffa. Boca era un equipo estirado, diametralmente opuesto a las intenciones del entrenador.

Sin embargo, la historia de los últimos 45 minutos fue completamente diferente. Pese a la desventaja numérica, el dueño de casa no retrocedió en el terreno. Salió al campo decidido a dar el todo por el todo. Tal es así, que apenas reanudado el partido consiguió la apertura del marcador.

Santiago Silva, ese nueve invicto en la red desde que luce los colores azul y oro, nuevamente resultó fundamental. Apenas le llegó la pelota, enganchó hacia el medio del área de Campestrini y obligó a los defensores a cerrarse. En ese instante se vistió de Riquelme y habilitó a Román con un taco soñado. El enganche definió bajo, cruzado, colocado al segundo palo, pero su remate se encontró con la mano izquierda del arquero visitante. Pérez no llegó a cerrar tras el rebote, y Pablo Ledesma la empujó a la red para desatar la euforia en La Bombonera. Un estadio que, tras el tanto, coreó por primera vez el apellido del delantero uruguayo, valorando su labor.

Con el 1 a 0 en la chapa, el cuadro azul y oro se relajó. Arsenal, obligado por la circunstancia desfavorable, intentó plantarse unos metros más adelante. De hecho, lo hizo, regalándole al Xeneize varios metros despoblados para el contragolpe. Rápido, Falcioni leyó el juego y mandó a la cancha al juvenil Sánchez Miño. El cambio entregó mayores réditos de los que seguramente supuso el DT.

Un nuevo ataque de Arsenal terminó en contra para Boca, comandada por Silva; y terminó el partido. Tras avancar casi treinta metros con el balón dominado, abrió juego hacia la derecha para Sanchez Miño, que definió al segundo gol. El uruguayo hizo todo bien esta noche, excepto a la hora de definir. A decir verdad, prácticamente no tuvo oportunidades de definir una jugada, fue más lo que debió luchar y generar juego que picar al vacío para esperar un pase frontal.

Consumada la victoria, los de Falcioni quedaron segundos en la tabla de

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