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Boca no se pincha: ganó y se cortó en la punta

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Clemente y el festejo de un gol que valió tres puntos.
En la Bombonera, venció 1-0 a un desconocido Estudiantes y consolidó su liderazgo. Clemente Rodríguez le dio el triunfo al Xeneize, que lleva 18 partidos invicto y encabeza el Apertura con cuatro puntos de ventaja sobre sus escoltas. Riquelme, la figura.

Debía ratificar su diferencia y no le tembló el pulso. Tenía que cerrar la 8ª fecha con la premisa de estirar su ventaja sobre el resto y dio una muestra de carácter. Boca pasó un nuevo examen ante un Estudiantes deslucido, ganó 1-0 y consolidó todo lo que necesitaba. Su candidatura, su liderazgo y su presente, ese que lo tiene invicto y puntero en soledad, con 20 unidades.

Estudiantes visitó La Bombonera con una misión clara: mantener la senda ganadora. Hilvanar una segunda victoria al hilo y poder despegar de las tinieblas que lo ocultan en el fondo de la tabla de posiciones. La empresa era difícil. Boca, puntero y en casa, dejó de resultar presa fácil. Sin embargo el Pincha se había logrado acomodar al terreno en los primeros minutos.

Ejerciendo una presión agobiante sobre los hombres locales cada vez que agarraban la pelota, la visita consiguió pasar los siempre complejos primeros quince minutos sin sobresaltos. Eso duró, un cuarto de hora. A los 17’ los dirigidos por Russo mostraron todos sus defectos en una misma jugada, la que terminó por darle la ventaja parcial al Xeneize.

Walter Erviti dominó la pelota sobre el sector izquierdo, levantó la vista e hizo extensivo el juego hacia Juan Román Riquelme. Hasta allí, ningún jugador de camiseta rojiblanca se acercó a los muchachos de Falcioni. El 10 buscó a Clemente Rodríguez, que no dudó en tirar el centro de primera. Viatri saltó más alto que Albil pero su cabezazo se topó con el palo derecho, la bocha quedó en el área y encontró al propio Clemente para empujarla al gol. 1 a 0 y delirio.

Con la ventaja parcial, el local se dedicó a tocar, comenzó a brillar Román. Cuando él se enchufa, contagia; así las cosas hasta Somoza se mostró lujoso en el círculo central. Entendedor del juego como pocos, el propio Román fue quien le tomó el examen de ingreso al novato arquero Silva, quien entró por el lesionado Damián Albil. Al poco tiempo en cancha, el enganche sacudió la modorra con un remate desde afuera que el arquero supo desviar al corner.

Fue la segunda jugada de peligro en el partido. La siguiente resultó, sobre el final de la etapa inicial, una gran asistencia de Riquelme para Mouche, cuyo remate se fue desviado. A esa altura la sensación era que Boca sin hacer demasiado estaba por encima de un Estudiantes desconocido. A la inversa del último tiempo, fue el Xeneize quien mostró credenciales de solidez defensiva y efectividad en ataque, cartas que hace tiempo bien sabía lucir el conjunto platense.

En los primeros minutos del complemento, el encuentro siguió su curso normal. Los de Falcioni, con presión y ataques rápidos, contaron con las únicas chances de peligro y estuvieron cerca de estirar la diferencia. En cambio, el Pincha nunca transitó por la zona custodiada por Agustín Orión. Sólo avanzó en el terreno, sin ideas ni claridad.

Miguel Ángel Russo buscó respuestas desde el banco. Mandó a la cancha a Mariano González y Gastón Fernández, apostó por un esquema más ofensivo pero la ecuación no cambió. Ninguno de los ingresados resolvió los problemas de un León al que todo le costó demasiado.

En cambio, Boca hizo las cosas simples. Convirtió a Riquelme en su abanderado y sólo le faltó algo de puntería para sentenciar la historia y ahorarrle suspenso al partido. Esta vez le alcanzó con un gol. Estudiantes resistió hasta el grito de Clemente Rodríguez. Allí se fueron sus esperanzas y crecieron las del Xeneize, que sigue firme, cómodo. Solo, bien lejos del resto.

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