Cristina condenó el ajuste como salida para la crisis internacional

La Cumbre del G-20, que se desarrolla en la ciudad de Los Cabos, México, se ha transformado en un escenario de confrontamiento político de alta intensidad entre las naciones en vías de desarrollo y los grandes promotores del neoliberalismo mundial, encabezados por Alemania e Inglaterra, con el apoyo en las sombras del Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo (OCDE) y los empresarios que participan del B-20.

Nunca antes en una Cumbre del G-20, que incluye a los países más poderosos del famoso G-8 liderados por los Estados Unidos e Inglaterra, y los emergentes que tienen a China y Brasil como locomotora, tuvo posiciones tan claramente enfrentadas y con posturas tan diferenciadas con respecto a los caminos a seguir. Mientras Brasil y la Argentina, secundadas por Rusia, China y algunos de los países en vías de desarrollo como Indonesia, han planteado abiertamente la importancia de ponerle fin a las políticas de ajuste del gasto que han generado una crisis de empleo, Alemania e Inglaterra insisten con poner el eje en el salvataje del sistema financiero y en los recortes del gasto. Después de una reunión reservada de casi una hora entre la presidenta Cristina Fernández y su par de Brasil, Dilma Rousseff, el canciller argentino Héctor Timerman sirvió como comunicador de los resultados de la bilateral.

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