Cuentas suizas: acabar con la fiesta de los poderosos

 

El caso que complica a las personas y empresas argentinas con 4040 cuentas no declaradas en Suiza tomó conocimiento público a partir de un artículo de este diario. La primicia de Tiempo es un reflejo de los aceitados mecanismos que tiene en sus manos el establishment económico para evadir impuestos y fugar divisas. Aunque se replica en otros países, este fenómeno con distintas particularidades tiene un largo y tenebroso historial en la Argentina.

Imagine usted que una investigación muy somera indica que ciudadanos y firmas de este país mantienen en cuentas del exterior y debajo del colchón el equivalente a la deuda externa. Este tipo de maniobras, orquestadas con el apoyo de expertos contables que las entidades financieras ofrecen a grandes evasores y fugadores, se inició con el sistema de financiarización que instauró la última dictadura cívico-militar. Además se fue sofisticando gracias a ese pacto de silencio implícito que la clase política selló con el poder real para no revisar los grandes delitos económicos que vaciaron al país.

Tampoco hay que olvidar que el proceso de desguace estuvo acompañado y fortificado por el consiguiente endeudamiento y la posterior privatización de las joyas del país. El juego perverso es relativamente sencillo. Los grandes popes económicos –integrados por bancos, compañías locales y multinacionales y ejecutivos–remiten dólares en grandes cantidades al exterior (sin declarar ni pagar impuestos), el país se seca de dólares y obliga a los funcionarios a tomar deuda a tasas siderales. La otra parte de esta historia es aún más dolorosa.

Cuando el pago de intereses se hace insostenible y las reservas del Central ya no alcanzan para garantizar las operaciones mínimas se produce una corrida cambiaria acompañada de una maxidevaluación de la moneda local que deriva en una crisis socioeconómica como la de 2001-02. El país se empobrece tanto que sus empresas, viviendas y la inteligencia de su población ya no valen nada y se pueden comprar a precio de remate. Los dólares vuelven para comprar todo por migajas. Este ciclo es el que ha servido para sepultar los sueños de muchos y enriquecer a unos pocos.

El fin de la época del endeudamiento y los mayores controles como los que pusieron un límite a la fanfarria del HSBC es una muestra de que Argentina en la última década larga tomó conciencia de que es necesario acabar con la fiesta del establishment.

Por Mariano Beristain

infonews

A %d blogueros les gusta esto: