El agente del Batallón 601 que se convirtió en ideólogo del PRO

 RICARDO RAGENDONFER

 

 

El ex agente del Batallón 601, Julio Cirino, acaba de ser condenado a seis años de prisión por su rol en crímenes de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura. La resolución de la Sala II de la Cámara Federal de Apelaciones –integrada por Horacio Cattani, Martín Irurzun y Eduardo Farah– revirtió así el sobreseimiento del represor –firmado por el juez Ariel Lijo en noviembre de 2012– al sostener que este formó parte de una “asociación ilícita destinada a cometer delitos que pusieron en peligro el orden constitucional”.

El fallo tomó estado público el 21 de febrero, luego de que la agrupación HIJOS difundiera una explosiva revelación: el vínculo de Cirino con Mauricio Macri, a través de la Fundación Pensar, un think tank que reúne a la élite del PRO.
En efecto, Cirino fue un referente de dicha entidad. Pero ello es hasta un hecho menor, a la luz de su currículum. Lo cierto es que el paso de ese hombre por las catacumbas del terrorismo de Estado, su increíble reciclaje en la era democrática y las circunstancias que propiciaron su arresto constituyen una trama que merece ser contada.
EL ESPÍA QUE VOLVIÓ AL FRÍO. Las elecciones norteamericanas de 2008 habían concitado su atención. “Me inclino por McCain, porque Obama no tiene experiencia”, dijo, con los ojos clavados en la cámara. Y completó su idea: “Si el martes gana el negro, será el inicio de una tragedia histórica.” Así culminó su intervención en el programa De frente, emitido por Telemax el 30 de octubre de ese año. Antes de retirarse, les prometió a los conductores Horacio García Belsunce y Malú Kikuchi regresar la semana siguiente. Una razón de fuerza mayor se lo impediría.
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