El consejero utiliza hace años su cargo en la Justicia en beneficio propio y de su familia. Promovió a su esposa, Silvia Mora, para ocupar cargos importantes en el Poder Judicial.
Cualquier corporación que se precie de tal sueña con tener una Justicia a pedido. El Grupo Clarín, corporativo al fin, no carece de personas y hasta organismos que le responden a pie juntillas.
na de esas personas es el consejero Ricardo Recondo, un hombre que desde hace años viene abusando de sus respectivos cargos en la Justicia, en su propio beneficio, en el de familiares y, por supuesto, en beneficio del grupo que dirige Héctor Magnetto. Una cuestión de la que no se privó el hábil consejero fue promover, durante el menemismo, a su mujer Silvia Mora –con escasos antecedentes en el Poder Judicial– primero como jueza nacional de primera instancia de familia y luego como jueza de cámara de los Tribunales Orales en lo Criminal de la Capital Federal.
Esta revista accedió a la documentación que prueba los escasos antecedentes profesionales de Mora para los cargos que ejerció y la influencia del doctor Recondo en la carrera de su mujer, a quien conoció en los años ’80 en los pasillos de Tribunales. A raíz de la relación con Mora, Recondo terminó separándose de su primera pareja y madre de sus hijos.
Quien hoy funciona como hábil espada de Clarín en el Consejo de la Magistratura dio sus primeros pasos en el Poder Judicial durante la última dictadura militar. De acuerdo con los antecedentes que obran en su currículum vitae, en el año 1975 Recondo se desempeñaba como subsecretario de la Procuración General de la Nación-Corte Suprema de Justicia. Una vez producido el golpe, en marzo de 1976, consiguió su primer ascenso y fue promovido a Secretario Letrado.
Con el advenimiento de la democracia, en diciembre de 1983, el ex presidente de la Asociación de Magistrados y Funcionarios de la Nación se volvió a reacomodar políticamente y se ligó al llamado “Grupo de los Filósofos”, que integraban entre otros Malamud Gotti y Carlos Nino. Fue un grupo que tenía un fuerte poder de lobby en Tribunales. Un poder de influencia que Recondo supo perfeccionar con el paso de los años. Su primer triunfo en el mundo judicial se dio el 23 de febrero de 1984 cuando la Comisión de Acuerdos del Senado le recomendó al entonces presidente Raúl Alfonsín su nombramiento como juez en la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil y Comercial Federal de la Capital.
La década del ’80 fue fructífera para la familia. Mientras soplaban los vientos radicales, Recondo se acomodó en la cámara y logró el ingreso de su mujer en el mundo judicial: Silvia Mora asumió como defensora oficial de Pobres, Incapaces y Ausentes ante los Tribunales en lo Criminal y Correccional de la Capital Federal, a cargo de la defensoría número 2, según consta en la Resolución Ministerial 2423, del 8 de octubre de 1986. El documento lleva la firma del entonces ministro Julio Rajneri. Para ese entonces, los antecedentes laborales de la doctora Mora –quien se había recibido de abogada en 1977– eran casi nulos, según consta en la documentación oficial a la que pudo acceder Veintitrés.
Tras la caída de Alfonsín y la asunción de Carlos Menem, la familia Recondo supo reacomodarse a los nuevos tiempos y la doctora Mora recibió un nuevo nombramiento. Esta vez, como jueza nacional de primera Instancia de Familia (juzgado 83), el 12 de septiembre de 1989. Entre sus antecedentes se destacaba su paso por la Dirección General Impositiva, el Archivo Federal de Actuaciones Judiciales y Notariales del Poder Judicial, el Departamento de Contabilidad del Ministerio de Educación y Justicia y la Comisión de Edificios para la Justicia Nacional. Como se ve, escasos antecedentes académicos como para quien tendría la potestad de impartir justicia.
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