El Papa pidió "seguir en el camino del diálogo"

El Papa pidió “seguir en el camino del diálogo”

No habían pasado cinco minutos de las cuatro de la tarde, hora habanera, y el aeropuerto José Martí estalló en un sonora ovación. El avión de Alitalia proveniente de Roma había pisado suelo cubano. A las 16:04 abrió su puerta principal y bajó el telón para dar comienzo a la tercera visita de un jefe del Vaticano a la Revolución Cubana, esta vez, a cargo del argentino y jesuita Jorge Mario Bergoglio. Apenas apareció el primer Papa de origen latinoamericano, los aplausos se apoderaron del aeropuerto y el viento caribeño le quitó el solideo blanco que tenía sobre la cabeza.

La visita que comenzó ayer en Cuba es la tercera que realiza el Papa Francisco en América Latina y la primera que encabeza uno de origen criollo. Según consignó el enviado especial de Tiempo Argentino, su hoja de ruta se extenderá hasta el martes en la tierra caribeña del socialismo real, pero incluye un segundo capítulo por los Estados Unidos. El objetivo: sellar de cuerpo presente, y con la tutela de todo el aparato diplomático vaticano a su cargo, el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre el gobierno revolucionario y Washington, un proceso de descongelamiento que fue oficializado el 17 de diciembre pasado. Aquel día en que Bergoglio cumplió los 78, Barack Obama junto a su par Raúl Castro confirmaron una discreta trama de negociaciones que decidieron anunciar en esa fecha para agradecer y destacar la importancia de Francisco en el puente político que abrió entre ambos países luego de 50 años de conflicto.

“El sistema internacional actual es injusto e inmoral. Ha globalizado el capital y convertido en su ídolo al dinero”.

Este sábado, diez meses después de aquel obsequio de cumpleaños, Francisco puso un pie en La Habana para redoblar y acelerar los esfuerzos que buscan concluir con la última herencia, y la más cruenta en pie, de la Guerra Fría: el bloqueo político y económico de los Estados Unidos contra la Revolución Cubana. Será el plato más fuerte de la gira del Pontífice, que luego de encabezar mañana una misa multitudinaria junto al presidente Raul Castro y su par argentina Cristina Fernandez, seguirá viaje al oriente cubano, con dos escalas religiosas previstas para lunes y martes.

Habaneras

Apenas bajó las escalinatas, Francisco fue recibido por un grupo de niños, todos pequeños pioneros, es decir, alumnos de la primaria cubana. Tras el saludo de rigor del presidente cubano, no salieron de la tarima techada, con alfombras rojas. El escenario estaba listo para afrontar una poderosa tormenta que no llegó, en la capital de un país que afronta la sequía más dura de los últimos años. “Podrá apreciar que amamos profundamente nuestra Patria, por la que somos capaces de realizar los más grandes sacrificios”, arrancó Raúl Castro en un discurso donde reconoció las coincidencias políticas que tiene con Bergoglio, especialmente concentradas a criticar al capitalismo. “El sistema internacional actual es injusto e inmoral. Ha globalizado el capital y convertido en su ídolo al dinero”, leyó el presidente, casi parafraseando a su invitado especial. “Para lograr una sociedad más justa y solidaria hemos trabajado con sumo esfuerzo y asumido los mayores riesgos desde el triunfo revolucionario. Lo hemos hecho bloqueados, calumniados, agredidos, con un alto costo de vidas humanas y grandes daños económicos. Fundamos una sociedad con equidad y justicia social”, reivindicó el hermano de Fidel Castro, y luego de definir al socialismo como la forma de “garantizar la independencia, soberanía y bienestar” de Cuba, se concentró en el eje de la visita. “Hemos agradecido su apoyo al diálogo entre Estados Unidos y Cuba. (…) Ha sido un primer paso en el proceso hacia la normalización de los vínculos entre ambos países”, sostuvo el líder revolucionario y marcó las dos urgencias para que el intercambio prospere: “El bloqueo que provoca daños humanos y privaciones a las familias cubanas es cruel, inmoral e ilegal y debe cesar. El territorio que usurpa la Base Naval de Guantánamo debe ser devuelto.” El discurso oficial del gobierno cubano, que viene de liberar a 3522 presos la semana pasada como gesto de acercamiento, agregó un dato casi olvidado cuando conmemoró “el 80º aniversario de relaciones ininterrumpidas entre la Santa Sede y Cuba”.

Saludos a Fidel

Cuando concluyeron las definiciones de bienvenida, Bergoglio comenzó uno de los 26 discursos que tiene preparados para la gira a los dos lados del Mar Caribe. Tras agradecer a la curia local, y al cardenal y arzobispo habanero Jaime Ortega, uno de los principales engranajes de la negociación, Francisco puso en marcha su discurso público: “Quisiera pedirle señor presidente, que transmita mis sentimientos de especial consideración y respeto a su hermano Fidel”, dijo en referencia al ex presidente, de formación jesuita, como Raúl y como el propio Papa argentino. Luego apeló a su habitual juego de contrapesos. “A su vez –continuó- quisiera que mi saludo llegase especialmente a todas aquellas personas que, por diversos motivos, no podré encontrar y a todos los cubanos dispersos por el mundo”, leyó el ex arzobispo porteño, en una elíptica mención a los residentes en Miami. Cumplidos los gestos equidistantes, Bergoglio fue al grano. “Desde hace varios meses, estamos siendo testigos de un acontecimiento que nos llena de esperanza: la normalización de las relaciones entre los dos pueblos, tras años de distanciamiento”. Sin pausa, por primera vez, lo asumió como un logro casi propio. “Es un signo de la victoria de la cultura del encuentro, del diálogo. Animó a los responsables políticos a continuar avanzando por este camino y a desarrollar todas las potencialidades, como prueba del alto servicio que están llamados a prestar a favor de la paz y el bienestar de sus pueblos, de toda América, y como ejemplo de reconociliación para el mundo entero”, reclamó Francisco, para preservar su arriesgada incursión diplomática. Hasta ahora, la única de las que promovió que ha cosechado una perspectiva sorprendente e inesperada.

Pasos

Este domingo la agenda comenzará a las 10 de la mañana, hora de Buenos Aires, en la Plaza de la Revolución. Mañana se lanzará al interior provincial de la Gran Antilla. Será en la ciudad de Holguín y el cierre de la primera parte de la gira, antes de salir hacia Washington, ocurrirá en Santiago de Cuba, la segunda ciudad más importante del país y la cuna de la Revolución, que luego llegó a La Habana el 1º de enero de 1959. La tierra santiaguera, además, es la residencia de la Virgen de la Caridad del Cobre, la patrona de Cuba y el epicentro de la religiosidad cubana, compuesta por católicos y yorubas, dos credos para quienes la revolución no se contradice con la fe.