La humildad del bañero es completa: “La realidad es que estamos un poco desconectados con el mundo exterior, yo de hecho no tengo telefóno porque se me mojó al cuarto día. Nos vamos enterando porque está lleno de periodistas” y agrega sobre la fotografía que tanta repercusión tuvo: “La imagen es de las más gratificantes que hemos vivido aquí”.
“Soy de Pilar, me vine hace unos años de viaje y me quede aquí. Hace años que trabajo en Barcelona como guardavidas en diferentes playas de Cataluña”, explicó sobre sus origenes y su actividad.
Para el joven, no hicieron falta demasiadas razones para ir a ayudar: “Mi motor inicial fue ver las imágenes de lo que estaba pasando con niños refugiados que morían ahogados y dijimos vamos a ver si podemos dar una mano, si sirve de algo”.
El bañero detalló como se vive la crisis de los refugiados en una de sus zonas más sensibles: “En el día a día, hay muchos voluntarios. La realidad es que se está haciendo duro porque hace mucho frío y llueve. Los refugiados cruzan en embarcaciones muy precarias con 40 o 50 personas, niños, mujeres y gente muy mayor, incluso en sillas de ruedas. La situación es realmente muy desesperante”.
