Desde el Consorcio de Exportación de Carne de Cerdo Argenpork aseguraron que la actividad en Argentina puede seguir creciendo, aunque señalaron limitantes en cuestiones de infraestructura que pueden condicionar el aumento de exportaciones.
El gerente general del Consorcio de Exportación de Carne de Cerdo Argenpork, Guillermo Proietto, aseguró que Argentina “empezó a trazar un recorrido firme hacia ser un exportador de carne de cerdo” y que la actividad puede seguir creciendo, aunque señaló limitantes en cuestiones de infraestructura que pueden condicionar el aumento de exportaciones.
En una entrevista con Télam, Proietto estimó que los despachos al exterior rondarán las 45.000 o 50.000 toneladas en 2021 y remarcó la necesidad de ampliar el número de países compradores del producto argentino.
Télam: El país ingresó en una segunda ola de coronavirus, ¿Cómo puede afectar a la actividad?
Guillermo Proietto: Lo más difícil se vivió el año pasado cuando realmente se veían problemas operativos en las plantas de faena y desposte. Lo mismo en el exterior. Por ejemplo, en China había mucha sensibilidad en la recepción de contenedores, pero ahora, en el 2021, viene el tema más suave en ese aspecto.
En la industria no hay contagios masivos. Con las plantas que nosotros tratamos y hablamos, no estamos viendo grandes problemas con el contagio de las dotaciones.
T: Los últimos datos de exportaciones marcan crecimientos interanuales muy marcados en los primeros meses del año, por encima del 70%. ¿Cuáles son las expectativas para 2021?
GP: El porcentaje de crecimiento, por ahí, suena muy rimbombante. Si bien hubo un aumento real de las exportaciones y Argentina empezó a trazar un recorrido firme hacia ser un exportador de carne de cerdo, veníamos de volúmenes muy bajos, con lo cual ese aumento del 70% es un crecimiento importante, pero todavía creemos que queda mucho recorrido hacia el futuro en relación a los volúmenes que el país puede ofrecer al mundo. Para este año estimo que el crecimiento va a seguir. No creo que a las tasas de crecimiento que se venían dando, porque nos empezamos a encontrar con limitaciones en las plantas que estaban habilitadas para exportación en su capacidad, en la capacidad de frío de las mismas, en la elaboración y congelamiento del producto. Se empiezan a sentir limitaciones de infraestructura porque Argentina no estaba preparada para este aumento.
T: ¿Qué inversiones requiere el sector para aumentar su capacidad? ¿Ve un horizonte de inversiones?
GP: Con la capacidad actual vamos a poder crecer un poco más, pero en forma muy ajustada. Está faltando plantas de faena, de desposte, lugares donde congelar y depositar el producto. Falta infraestructura industrial orientada a la exportación. Argentina, en el cerdo, está más orientada en la elaboración de chacinados, pero no para ser exportador de carne.
Se ven algunas inversiones aisladas que tienen causas diversas, como plantas que se están reabriendo y que se están modificando para orientarse hacia la exportación, plantas que eran de otra especie y se van a convertir para porcinos. Son casos aislados. No es que haya una política de financiamiento para apalancar esas inversiones.
T: ¿Qué proyecciones de exportación tienen para este año?
GP: La exportación va a estar rondando las 45.000 o 50.000 toneladas de carne porcina contra las 40.000 o 42.000 toneladas del año pasado.
T: China es el principal comprador de carne de cerdo argentina, llevándose el grueso de los exportado ¿ven un problema en que la exportación esté tan concentrada en un solo mercado?
GP: Sí, totalmente. Para Argentina, China representa el 90% de sus exportaciones y, si bien es muy importante contar con ese mercado, todo el resto de los países asiáticos están con un nivel de importaciones importante y tendríamos que lograr la apertura de esos mercados y diversificar. También estamos enfocados en países de África para subproductos. Hay que trabajar sobre el Caribe y otras regiones más y, después, tenemos posibilidades en países vecinos, como Uruguay y Chile.
T: En el mercado interno aumentó de manera considerable el consumo de cerdo. ¿Ve que puede seguir ganando lugar en la mesa de los argentinos?
GP: Sí. Hoy estamos en 15 kilos por habitante por año. Hay bastante recorrido posible, porque tenemos un conocimiento o acostumbramiento de consumo de ciertos cortes que son el pechito de cerdo, el carré, la bondiola y el matambre, tradicionalmente parrilleros, pero creemos que hay un gran potencial en la utilización de las pulpas, como el jamón o la paleta y que el consumidor puede adquirir estos hábitos. Esos cortes son muy accesibles, nobles, de calidad y podrían balancear el consumo y hacerlo crecer.
T: Es común escuchar que el sector porcino argentino no tiene techo. ¿Usted lo ve así?
GP: A mí no me gusta decir que no tiene techo, porque no lo siento así. Sí tenemos varios factores que hacen que sea una actividad que en el país tiene mucho recorrido para seguir creciendo. Hay indicadores que hacen que quede mucho recorrido, como la densidad de cerdos por kilómetro cuadrado que es muy baja, la capacidad de instalación de granjas de alta productividad. Argentina tiene buena productividad y sanidad como para poder hacer una producción muy competitiva y tenemos todos los parámetros para crecer en el consumo y en la exportaciones.
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