Frente UNEN: una historia de fantasmas

UNDEN

Se presentó el conglomerado de dirigentes y partidos que intentan presentar una alternativa de centroizquierda en 2015. En pleno proceso, se les coló un debate: ¿se aliarían con Macri para vencer al kirchnerismo? Polémicas e internas desde antes de la conformación. Nota de Revista Veintitrés.

¿Existen los fantasmas? El lanzamiento del Frente Amplio Unen confirmó que sí. Aunque no se trata de un hecho sobrenatural, la presentación formal de un frente de centroizquierda para competir con el peronismo en las elecciones de 2015 revivió en el imaginario colectivo el fracaso de la Alianza UCR-Frepaso que llevó a la presidencia a Fernando de la Rúa y que precipitó al país a la bancarrota. El ex presidente, en lugar de permanecer encriptado para no seguir causando daño, retomó la palabra en los medios de comunicación. El radical que dejó la Casa Rosada en helicóptero, acosado por una economía en llamas y una sociedad lacerada, horas antes del lanzamiento de esta nueva fuerza concedió entrevistas en las que se atrevió a opinar no sólo sobre su propio fantasma, sino sobre las chances electorales de la iniciativa. De la Rúa, alejado de la política debido a sus propios errores, no fue el único que regresó de un plumazo del pasado más temido. La ex ministra de Desarrollo Social Graciela Fernández Meijide también decidió hacerse escuchar y hasta se atrevió a dar el presente en el Teatro Broadway para el lanzamiento del frente. Con ese lastre sobre sus espaldas, los dirigentes de FA-Unen lanzaron una alianza amenazada por el fantasma de aquella otra Alianza con mayúsculas.

Desde la Casa Rosada, el encargado de hacer la comparación fue el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich. En su habitual rueda de prensa matutina, el ministro aseguró que los dirigentes del FA-Unen “tienen mucha experiencia para ofrecer” en materia de “narcotráfico”, “hiperinflación” e “híper recesión”, así como en “traición política”, en alusión al gobierno socialista de Santa Fe y a los gobiernos nacionales de Alfonsín y de la Alianza. Los dichos del funcionario cayeron muy mal y varios frentistas le salieron al cruce. Pero el daño ya estaba hecho.

“Macri es un límite”, sentenció el socialista Roy Cortina

Pero como si ahuyentar el mal recuerdo del corralito y de las muertes causadas por la represión de diciembre de 2001 fuera poco, los políticos que integran este nuevo conglomerado no peronista alimentaron otro fantasma. Distinto, pero igual o más amenazante: el de Mauricio Macri. Una semana antes del lanzamiento formal de la coalición FA-Unen, la siempre oportuna y aguerrida Elisa Carrió, especialista en dinamitar acuerdos, afirmó que las puertas de Unen estaban abiertas para el alcalde porteño. Mientras tanto, el ex presidente de Boca, que sigue al pie de la letra las recetas de sus asesores, se sacaba una foto con el cuestionado intendente de Córdoba, Ramón Mestre, quien mantiene aceitados los lazos con Sergio Massa y está enfrentado hasta los dientes con el senador Luis Juez (aliado de Hermes Binner) en su provincia. De hecho, Mestre no asistió al lanzamiento en la calle Corrientes porque no quiso cruzarse con Juez, que lo vincula con hechos de corrupción registrados en la provincia.

En privado y en confianza, el jefe de gobierno comenta que ninguno de los presidenciables de FA-Unen, ni siquiera los que hasta ahora están mejor posicionados en las encuestas, como Binner y Julio Cobos, pueden traccionar los votos suficientes como para entorpecer las aspiraciones de los candidatos con linaje peronista. Por eso está convencido de que lo necesitan para competir por el Sillón de Rivadavia. En ese marco, envió emisarios a hablar con todos los presidenciables del FA-Unen, menos con el ex gobernador de Santa Fe, reticente a atenderle el teléfono. “Macri necesita un acuerdo electoral para 2015 porque solo no supera el 15 por ciento en las encuestas”, le dijo a Veintitrés un radical con experiencia que no lo quiere de aliado.

La reacción fue en cadena. Carrió encendió la mecha y Cobos fue el primero en reavivar el fuego. Al ser consultado sobre un eventual entendimiento con Macri, el ex vicepresidente de Néstor Kirchner aseguró: “Hoy están dadas las condiciones. Habrá que ver si en un escenario de segunda vuelta hay posibilidades de algún acuerdo con algún otro sector”. Y vaticinó: “No creo que alguien gane en primera vuelta”. A Cobos lo siguió su correligionario y contrincante en la interna radical, Ernesto Sanz. En sintonía, declaró que Macri podría ser parte de un acuerdo. A esa altura comenzaron a surgir discrepancias dentro y fuera del radicalismo. La más evidente surgió con la diputada nacional del GEN Margarita Stolbizer, quien insiste en que FA-Unen debe ser un espacio “sin Macri”. La bonaerense también apuntó contra Carrió, al señalar que “permanentemente pone en riesgo las construcciones políticas que ella misma hace”. Nada nuevo bajo el sol, si no fuera porque a Sanz “el protagonismo” de Lilita le parece “importante y valioso” para la construcción de la nueva alianza porque “puso y pone la mejor buena voluntad y mirada estratégica hacia adelante”. A esta altura resulta evidente que la interna de la UCR es parte del problema.

Tras el lanzamiento y la firma del acta constitutiva del frente, que hace foco en la importancia de la ética y en el compromiso de sus dirigentes para “superar la lógica amigo enemigo que ha generado una profunda división en la sociedad”, como si no hubieran leído lo que rubricaron, los cruces se profundizaron. “Macri es un límite”, sentenció el socialista Roy Cortina; “un acercamiento con Macri es posible”, afirmó el radical Gil Lavedra. “El radicalismo no aguantaría una alianza con Macri”, dijo Federico Storani. “Macri representa a las corporaciones”, lanzó el senador Nito Artaza. Mientras, Carrió insistía, machacaba, con la invitación al alcalde.

Más allá del espectro de la Alianza y del fantasma de un eventual acuerdo con Macri, la heterogeneidad que impera en las filas de FA-Unen constituye en sí un desafío. “Para algunos es un obstáculo”, admitió un dirigente bonaerense que forma parte del frente en diálogo con esta revista. “Es un obstáculo porque no es fácil ponerse de acuerdo, pero estamos dispuestos a intentarlo”, reflexionó. La última vez que el país apostó a una experiencia similar las diferencias previas entre las fuerzas que conformaban la Alianza se acrecentaron al punto de decantar en la renuncia del ex vicepresidente Carlos “Chacho” Álvarez. “Habrá que trabajar duro para dejar atrás las comparaciones”, reconoció la fuente, poco proclive a sumar al Pro.

Sin embargo, la ausencia de discursos y la falta de liderazgo le pasaron factura a la dirigencia antes, durante y después del lanzamiento del nuevo frente opositor. Tras el éxito de Unen en la Capital Federal, las fuerzas que integran la nueva alianza –UCR, Partido Socialista, Coalición Cívica, Proyecto Sur, GEN, Libres del Sur, Frente Cívico y PSA– se apresuraron y lograron en pocos meses organizarse para aunar voluntades, a pesar de las complicaciones que surgieron para unificar criterios y calmar los egos. Pero el resultado fue un acto sin banderas, sin consignas, sin discursos y, lo más significativo, sin liderazgo. Un combo explosivo que, junto a los fantasmas del pasado, se alimenta de enfrentamientos históricos puertas adentro del radicalismo y entre Carrió y Libres del Sur, por ejemplo. Al complejo escenario en Córdoba se suma la brecha instalada entre Antonio Bonfatti y Hermes Binner desde que el gobernador aceptó la colaboración del gobierno nacional en Santa Fe para enfrentar el narcotráfico, la antipatía maquillada de tolerancia que militan Fernando “Pino” Solanas y Carrió y el silenciado acuerdo del Pro con el radicalismo en la única provincia que gobierna la UCR, Corrientes. El revés de la trama de este flamante frente creado para atraer el voto no peronista augura más conflictos en el futuro.

“No nos une el amor sino el espanto”, dice el poema de Borges y encaja perfecto para comprender los motivos de semejante ingeniería electoral. En este caso, disputar el voto no peronista en 2015 y sumar fuerzas de donde sea para ser competitivos en las urnas. Pero el choque de opiniones, igual que durante el debate previo a las PASO en octubre de 2013, es imposible de disimular. Cuando no habían pasado ni veinticuatro horas de la presentación en el Teatro Broadway, Carrió recurrió a Twitter para volver a la carga. Tal vez agotada de mandarle señales a Macri y de no obtener respuesta, decidió disparar también contra él. Dijo que el alcalde debería integrar el FA-Unen, pero aclaró que ella “no lo votaría”. A esta altura vale preguntar si la piedra en el zapato del nuevo frente es la eventual incorporación del Pro o la inestabilidad que Carrió le imprime a la política. “Yo no lo votaría a Macri, pero el pueblo sí tiene derecho a elegirlo, tampoco votaría a otros que son parte del propio frente”, dijo en una entrevista con Radio Mitre. Pero aclaró que es necesario que los dirigentes del FA-Unen hagan un “sacrificio” en pos de la unidad. “No estoy de acuerdo con mucha gente que está dentro del espacio, yo ideológicamente no tengo nada que ver, por ejemplo, con Libres del Sur, pero creo que tiene que estar porque los otros creen que tiene que estar”, explicó.

Sin embargo, en medio de este berenjenal, está claro que ni Binner, ni Stolbizer, ni Libres del Sur lo quieren cerca a Macri, y que la cuña que introdujo Lilita caló hondo en la interna radical. Es ahí donde dividió aguas. Habrá que esperar para saber cómo decantan los cruces con el correr de los días. “Carrió quiere un acuerdo con el Pro porque pretende ser jefa de gobierno”, dicen cerca de Macri. Pero el partido amarillo tiene sus propios anotados, entre ellos Gabriela Michetti, quien supo cultivar una amistad con la diputada, pero manifestó, en sintonía con Stolbizer, que Lilita es complicada para lograr consensos.

“Es incomprensible que Macri se haya convertido en el eje del debate, cuando la idea era relanzar Unen a nivel nacional”, se quejaron fuentes consultadas al cierre de esta edición. Algunos, entre los fantasmas, ven al propio kirchnerismo. “Macri es el candidato del Gobierno”, arriesgó el radical Gerardo Morales al salir el martes del Teatro Broadway. Y de algunos radicales, según parece. La interna del radicalismo está mostrando la hilacha.

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