La campaña judicial: las movidas políticas de Claudio Bonadío

El hombre grande, rubio, de pelo largo, grita: “Eso no es justo”. El otro hombre, más atildado, menos corpulento, responde entonces: “La politique n’est pas la justice”. La discusión, ficcionada por Andrzej Wajda y seguramente mal recordada por quien escribe estas líneas, transcurre entre Georges Jacques Danton y Camille Desmoulins, dos revolucionarios franceses guillotinados por Robespierre en 1794.

El juez se reacomoda y teje buenas migas con el candidato del Frente Renovador, Sergio Massa.
El juez se reacomoda y teje buenas migas con el candidato del Frente Renovador, Sergio Massa.

Esta escena, que despertaba el aplauso del público en los ’80, cuando se estrenó la película Danton en la Argentina, apenas salida de la noche de la dictadura, pinta muy bien cuál es la delgada línea que separa a veces el mundo político del judicial.

Si todo preso es político, podemos decir también que cada acto judicial es político. Y bien lo sabe el juez federal Claudio Bonadío, titular del Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional Federal Nº 11, que acaba de dictar el procesamiento del secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, por haber aplicado multas a consultoras privadas que difundieron datos erróneos o intencionados en la medición de la inflación.

El mismo juez, un mes antes de las PASO, dictó la prisión preventiva de Ricardo Jaime, emblemático ex secretario de Transporte, acusado de diversos hechos de corrupción. Independientemente de las responsabilidades que le puedan caber a Jaime, sin duda los tiempos políticos para tomar las medidas los manejó Bonadío, y qué mejor momento que semanas antes de las PASO para que la maquinaria mediática se ponga en marcha y vincule una y otra vez al cuestionado ex funcionario con el gobierno kirchnerista.

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