Gran cantidad de persianas bajas o medio bajas, y las veredas vacías, sin el movimiento persistente que les dan los vendedores ambulantes, los “manteros”. Así lucían las cuadras comerciales del barrio porteño de Once en las primeras horas de la tarde de ayer. La misma situación se vivía en otro polo de comercios mayoristas, en la zona de Nazca y Avenida AvellanedaTambién se repetía este cuadro de persianas bajas y alerta por “posibles saqueos”, en lugares de la provincia de Buenos Aires como el municipio de Morón. En Mendoza, con el antecedente de un fin de semana con incidentes, el alerta por saqueos inquietó y detuvo la actividad comercial. En Neuquén en tanto, después de una serie de “robos piraña” el fin de semana, sólo se registraron algunos robos menores en el oeste de esa ciudad capital.

No hubo saqueos en ninguno de estos lugares. Pero sí hubo una ola de rumores que infundió miedo. En algunos casos estos rumores fueron difundidos por WhatsApp, por redes sociales, y en otros, por grupos de personas que según aseguraron a Página/12 algunos comerciantes de Once que habian bajado sus persianas, decían ser de la policía y del Gobierno de la Ciudad. Que habían comenzado “los saqueos en Flores”, les decían. Y proponían bajar las persianas hasta controlar la situación. La policía porteña desmintió esta versión y también el Gobierno de la Ciudad.

En la zona de Nazca y Avenida Avellaneda hubo “dos alentadores”, según publicó el sitio “Solo tránsito” a las 12.50, quienes pasaron gritando: “¡Saqueos, saqueos! En seguida los comerciantes cerrando locales. Ahora vuelve la normalidad en paz y armonía. Importante: Nadie fue saqueado”. De ahí que la Asociación de Comerciantes de la Avenida Avellaneda (Acoma), en un comunicado firmado por su presidente Emiliano Iglesias, buscó transmitir tranquilidad, en relación a los “reciente rumores de incidentes violentos que han circulado”. Son “infundados” sostuvo el comunicado. En contacto con las autoridades de la policía de CABA, Iglesias afirmó que “la Avenida Avellaneda sigue operando con total normalidad”. Y recordó la necesidad de “confiar en la información proveniente de fuentes oficiales”. 

Desde el Ministerio de Seguridad de CABA, se informó que “comenzaron a ingresar gran cantidad de llamados por posibles ilícitos en distintos comercios y galerías de la zona”. Se enviaron “los recursos correspondientes”. Y los operativos indicaron que “el panorama es normal, no hubo hechos ilícitos consumados”. Pero detallaron que los comerciantes “de manera espontánea comenzaron a cerrar las persianas” ante la presencia policial. “Luego de unos instantes la situación se normalizó y los comerciantes abrieron nuevamente los comercios”, confirmaban.

También lo aseguró el Centro de Monitoreo Urbano (CMU) donde se verificaron “todas las cámaras de inmediaciones a la intersección de las avenidas Nazca y Avellaneda. No se visualizó grupo de personas realizando ilícitos. Al momento gran aglomeración de transeúntes, normal para el día y horario”.

La posibilidad del saqueo alarma y preocupa. Porque el rumor, en Mendoza por caso tienen antecedentes: una serie de robos este fin de semana, en negocios del Gran Mendoza –Las Heras, Guaymallén y Tunuyán–, y personas detenidas. Por eso, ayer cuando las redes sociales entraron de lleno en modo “noticias falsas”, y cargaron de pánico la mañana, la sociedad cuyana entró en pánico también: ya no sólo se advertía por “posibles saqueos a negocios”, también se hablaba de gente que “subía a robar en colectivos”, e incluso “entraban a robar a las escuelas”. Todo falso. Igual que en CABA.

“No se registran saqueos”, confirma en Once, a este diario, la policía motorizada que recorre sus calles. Y salvo un robo menor a un mantero no se informaron disturbios. Tampoco en Nazca y Avellaneda, ni en provincia de Buenos Aires. El municipio de Morón emitió un comunicado donde informó “que no se ha producido ningún hecho de violencia” en los negocios de Morón. Y añadió: “La multiplicidad de mensajes alertando sobre episodios inexistentes busca generar malestar entre la población y afectar las áreas comerciales privando a empresarios y trabajadores la posibilidad de funcionar con normalidad”, explicaba.

En Once, para preservar los negocios de “los saqueos que empezaron en la calle Mitre”, repetía una vendedora en Azcuénaga y Corrientes, la mayoría de los negocios bajo sus persianas, o las mantenían a media altura. Algunos incluso habían colocado un letrero que indicaba: “Golpear, estamos atendiendo”. Sin embargo, en la misma cuadra, una pareja que llevaba dos bolsas repletas de mercadería, aseguró a Página/12 que venían de comprar y que no vieron “movimientos de saqueos”.

En la esquina de Azcuénaga y Sarmiento, una juguetería tenía su persiana a la mitad pero su dueño explicó: “La persiana está así siempre que hago balance, son mentiras, mentiras, mentiras: no hay saqueos”, dijo. Y en un bazar de la calle Sarmiento, abierto, su encargado afirmó: “La gente está cerrando por las dudas, pero de los saqueos ni noticias, es sólo el miedo cuando alguien dice que vienen los saqueos, como en el 2001”. En otra juguetería, el único comercio abierto en su cuadra, Dina explicó: “Nos asustan y las ventas caen, encima ayer feriado y el día del niño no se vendió tanto como esperábamos. Esto es político, y es un chamuyo, lo hacen para asustar. Y como en el 2001, primero cierran los chinos, y después los demás, pero ahora no es real”.

Desde el municipio de Morón se explicaba además, la estrategia articulada junto con el gobierno provincial y las cámaras empresarias. “Trabajamos para que se retome la actividad en los comercios que bajaron sus persianas en la tarde de hoy como consecuencia de la difusión de noticias falsas. Asimismo, repudiamos a quienes utilizan estos mecanismos para inquietar a los vecinos y vecinas”.

Y la voz de la calle, en boca de un ambulante de Once advertía también una intención desestabilizadora en esta ola de rumores: “La psicosis comenzó, nos quieren meter miedo, vamos a estar así toda la semana”, auguraba Miguel, mientras preparaba las garrapiñadas en la esquina de Sarmiento y Castelli. Y avanzó: “Decían que habían empezado en la plaza (Once) pero yo pregunté a gente de allá y me dijeron que no, y acá ya estaban bajando las persianas y los manteros se iban. Por temor, como en el 2001, cuando alguien gritaba: ¡Saqueo! Y todos cerraban, por temor”.