La oscura historia de Iron Mountain

El incendio desatado en el depósito de Barracas volvió a poner en escena a la empresa que resguarda los secretos de las grandes empresas. Los casos alrededor del mundo y el antecedente de 2014.

Los incendios en depósitos de Iron Mountain describen una historia que quema cualquier manto de piedad. Cinco de los siete ocurridos en los últimos 26 años fueron intencionales y aún queda por probar qué habrá ocurrido en el octavo que este lunes se desató otra vez en Barracas. La frecuencia, características y relación de algunos hechos obligan a salir de la lógica de la casualidad y empezar a hablar de una sospechosa sincronicidad.

La montaña de hierro (y documentos)

La empresa de capitales estadounidenses fue creada en 1951 por el dueño de una mina de hierro que se dio cuenta de que allí podía guardar material y documentos valiosos, para protegerlo frente a posibles ataques producto de la Guerra Fría que habían inaugurado Estados Unidos y la Unión Soviética.

Fue entonces que le alquiló la custodia a bancos y empresas locales, pero la idea se expandió de tal modo que la firma tiene presencia en los cinco continentes y resguarda información de 156 mil empresas, la mayoría transnacionales y fortunas de las más grandes.

Un historial de incendios

Iron Mountain tiene 72 años de vida y 26 de siniestros. El promedio indica que ocurrió uno cada tres años y medio, pero los períodos fueron más largos. Como sea, desde 1997 es la empresa más segura que se incendia con frecuencia. O que frecuentemente se incendia con seguridad.

Por sus características, el primer siniestro ya despertó sospechas. No fue uno sino tres en solo dos semanas, todos en la misma ciudad: 7, 10 y 20 de marzo de 1997 en New Jersey. Allí, 200 bancos, financieras y multinacionales guardaban sus papeles. Cuando comenzó a investigarse qué datos podría haber en el primer almacén destruido, comenzó el fuego en el segundo. Y cuando se empezó a investigar esos dos, ocurrió el tercero.

La frecuencia del cuarto al quinto incendio también fue llamativa. Uno tuvo lugar el 11 de junio de 2006 en Otawa, en un área industrial de Cyrville, en las afueras de la capital de Canadá. No hubo víctimas pero, al día siguiente, otra vez la simultaneidad.

Del otro lado del Atlántico, en Gran Bretaña, comenzó a arder otro depósito. Fue el 12 de junio de ese mismo año. La capital Londres la despertó una columna de humo que se hizo visible en varios kilómetros. El depósito de Iron Mountain tenía casi dos manzanas y seis pisos. Ardió durante dos días y demandó la tarea de 100 bomberos. Quedó todo destruido. Los peritajes indicaron que hubo intencionalidad, que las medidas de seguridad no habían funcionado y que el depósito se encontraba demasiado lleno.

El sexto depósito incendiado estaba en la pequeña localidad de Aprilia, Italia, en la región de Lacio. El fuego comenzó en las últimas horas del 4 noviembre de 2011. Se perdió material impreso y digitalizado de grandes firmas privadas y bancos de ese país, además de otras multinacionales.

El incendio de Barracas en 2014

El séptimo y el octavo incendio tuvieron lugar en la Argentina. Aquí, la sincronicidad no fue temporal sino coyuntural o temática o económica.

El de 2014 en el depósito de Barracas ocurrió en las postrimerías de un contexto de presión devaluatoria ejercida por los gigantes financieros a través de corridas bancarias y maniobras especulativas que la Unidad de Información Financiera (UIF) había empezado a investigar.

Solo una semana antes de que el almacén quedara devastado, el gobierno de Cristina Kirchner había terminado de convalidar una devaluación del 23 por ciento, producto de una corrida imparable encabezada por bancos, grandes empresas nacionales y otras trasnacionales.

La maniobra había dejado huellas por todos lados y la UIF tomó nota de cada una de ellas. Entonces comenzó a requerirle información a 29 empresas presuntamente involucradas. Estas adujeron que buena parte de la documentación estaba guardada en el depósito de Barracas y que ellas no tenían copias ni back up.

Acceder a esos papeles daría al organismo la posibilidad de comprobar maniobras de lavado de dinero, fuga de capitales, evasión de impuestos, especulación. Con ese mar de fondo, el 5 de febrero de 2014 comenzó a arder el depósito de Barracas ubicado en Azara 1225.

Fuego con causas

En este mismo lugar y luego de varios días de corridas bancarias y fuerte presión devaluatoria que tiene en jaque al modelo económico que resiste a una devaluación del dólar oficial, comenzó otro incendio que ya destruyó buena parte de la información reservada y ultra secreta guardada por Iron Mountain.

Debido a que todo arde, aún no se determinó qué causó este fuego. Sí se supo que la tragedia de hace nueve años fue provocada y por ello aún se responsabiliza a la empresa por la muerte de los bomberos Leonardo Day, Anahí Garnica, Eduardo Conesa, Damián Véliz, Maximiliano Martínez, Juan Monticelli, José Luis Méndez Araujo, Sebastián Campos, Pedro Báricola y Franco Ambrosi.

Lo que los peritos determinaron fue que el incendio habría sido causal. En la zona donde comenzó el fuego se hallaron dispositivos conectados al sistema de encendido de luz, que generaron calor en los papeles cercanos.

También detectaron restos de sustancias combustibles, falta de agua en los tanques previstos para contingencias, fallas en el funcionamiento del sistema de incendio y cajas apiladas que obstruían los dispositivos de riego que se activan por detectores de humo.

Antes del incendio y desde hacía tiempo, varios inspectores del gobierno de la ciudad de Buenos Aires habían denunciado irregularidades en la seguridad del lugar. El ex inspector de la Subsecretaría de Trabajo, Jorge Castro, había solicitado la clausura del depósito por irregularidades en la estructura, obstrucción del sistema de incendio, excesivo acopio de material inflamable y falta de extinguidores.

El por entonces jefe de gobierno Mauricio Macri y su segundo, Horacio Rodríguez Larreta, desestimaron esa demanda y la empresa nunca rindió cuenta por ello.

La relación de Iron Mountain con el macrismo

Quedó en evidencia que la relación del macrismo con los representantes de Iron Mountain era cercana a tal punto que la empresa fue una de las que más aportó para el desarrollo del denominado Distrito Tecnológico, una de las tantas zonas temáticas en que el gobierno porteño promueve el desarrollo sectorial de actividades exclusivas.

Este distrito fue inaugurado por el entonces ministro de Desarrollo Económico porteño, Francisco Cabrera (quien durante la presidencia de Macri fuera ministro de la Producción), y en el acto estuvo el representante argentino de Iron Mountain, en calidad de socio fundador. De hecho, el depósito incendiado tiene su sede en esa área.

Eran alrededor de 600 las firmas que pusieron sus papeles en custodia de la empresa de seguridad que se incendia. Según los investigadores, con esa información podían comprobarse maniobras de lavado, trazabilidad de operaciones de empresas offshore, operaciones de corporaciones internacionales, movimientos de bancos en un escenario de devaluación y otras maniobras que quedaron sin probar ni investigar.

 

Iron Moutain no solo fue cuestionada por ello sino por influir sobre los familiares de los diez bomberos fallecidos para reciban un monto de dinero en concepto de subsidio o resarcimiento, a cambio de no querellar contra la empresa por la muerte de los servidores públicos.

 

FUENTE PAGINA 12

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