Lionel Messi se quedó por tercera vez con el Balón de Oro

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La vida útil del futbolista dura hasta los 35 años. O, al menos, es un piso lógico que marcan los antecedentes con retiros posteriores a esa edad. ¿Cómo hace un chico de 24 años que acaba de ganar por tercera vez consecutiva el premio al mejor jugador del mundo y juega en el mejor equipo, tal vez, de todos los tiempos? ¿De qué manera se inventa, otra vez, para volver a ser y para que futuros cielos y glorias también le generen el mismo cosquilleo en la panza? “La selección está muy lejos de ganar el Mundial. La realidad indica que hay muchas selecciones delante nuestro. Pero es una oportunidad hermosa y vamos a llegar”, dice Lionel Messi antes de la Gala en Zurich donde, nuevamente, levanta el Balón de Oro al mundo. Todavía quedan sueños en la almohada de La Pulga.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Elegante, en la cancha y en ese escenario donde recibe el reconocimiento de la sala y de los admiradores detrás de los televisores del planeta. Ronaldo, el Gordo, uno de los elegidos de la pelota es quien se encarga de anunciar que el argentino es otra vez el número uno. Previsible, para quienes sostienen este premio desde las estadísticas –58 goles en 68 partidos entre Barcelona y la Selección y ganó cinco de los siete títulos que

 

 

 

 

 

 

disputó– y para quienes lo entienden, además, desde el arte del juego.

 

 

 

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