Los actores del nuevo embate desestabilizador

Por felipe yapur

 

Los actores del nuevo embate desestabilizador

 

El gobierno de Cristina Fernández atraviesa un nuevo ataque especulativo que promueven sectores concentrados de la economía local y transnacional. Este embate, uno más de los tantos que viene sufriendo la gestión de los Kirchner, se expresa en una escalada inflacionaria, que desarrollan los sectores formadores de precios, corridas cambiarias a través del mercado ilegal del dólar que tiene además la decidida demora de las liquidaciones de las exportaciones que realizan las grandes productoras del agro secando el mercado cambiario legal.

 

 

Este momento especulativo, que forma parte de un proceso crónico e histórico, busca debilitar al gobierno y enfriar (cuando no destruir) el modelo político de fuerte presencia estatal en el control de la economía. Y es que a la par de la reindustrialización del aparato productivo que generó fuentes de trabajo genuino y un proceso de sustitución de importaciones que desarrolla el gobierno kirchnerista, los capitales concentrados se han dedicado a promover todo tipo de acciones que provoquen el fracaso de lo realizado con mucho esfuerzo. El ministro de Economía, Axel Kicillof, asegura que la fuga de divisas en el marco de las corridas cambiarias que se vienen produciendo desde 2007 a la fecha asciende a la friolera de 67 mil millones de dólares. Una cifra que supera varias veces el dinero previsto para la aplicación del programa Progresar que asciende a 11 mil millones de pesos provenientes del Tesoro Nacional.

 

 

Calcular obras de infraestructura, incrementos en las jubilaciones y pensiones, como así también en la Asignación Universal por Hijo y otros tantos programas que desarrolla el Estado con esos miles de millones de dólares que se fugaron no conmoverán a los que recurren a la ingeniería financiera para sacar las divisas del país para eludir y evadir impuestos. Y es que tienen la misma lógica de aquel que fabrica armas donde el conflicto y la guerra es parte del negocio y no el problema. La lógica liberal, cuasi binaria, de incrementar las ganancias a lo que dé lugar y donde sea, no se maneja con criterios morales y solidarios.

 

 

Para estos sectores, el promover el estudio como camino para acceder a oficios o profesiones a través de un respaldo estatal es dilapidar dinero.

 

En esta dinámica perversa, donde la puja devaluatoria juega un rol importante, se suman una cantidad de actores al objetivo de agudizar el plan desestabilizador. Entre esos que se incorporan están los que lo hacen con entusiasmo y otros empujados por la paranoia especulativa que aportan los medios de comunicación que responden a la lógica liberal. La ambición desmesurada y la codicia de estos sectores, que en estos diez años obtuvieron grandes dividendos, se expresan en diferentes hechos que suceden en este último tiempo. Por caso, qué productor agropecuario puede soportar tener parte de la cosecha del año anterior guardada en silobolsas a la espera de una brutal devaluación para mejorar aún más la renta que obtienen hoy a pesar de las retenciones. En el Ministerio de Economía calculan que hay unas 8 millones de toneladas guardadas que implican nada más y nada menos que 4000 millones de dólares. Las espaldas de esos productores para soportar esta larga espera son más anchas que la extensión del país o carecen de cerebro.

 

 

El triunfo de estos grupos concentrados representaría un salto hacia el pasado o, si se quiere, un hermanamiento con el proceso político conservador que viven actualmente los países más frágiles de la Unión Europea. Lo que sucede en España o Grecia no es muy diferente de lo que padeció la Argentina en los ’90. Al parecer, la memoria colectiva de una sociedad a veces es corta, o de lo contrario, cómo se explican expresiones de molestia ante Kicillof, y que Domingo Cavallo, responsable entre otras de la gran crisis de 2001, se pasee orondo y tranquilo por Aeroparque, como ocurrió el 13 de enero pasado. Sin duda, es una muestra del poder de fuego que aún tienen los grandes medios de comunicación concentrados y el rol que juegan las fuerzas políticas opositoras que suman sus escasas ideas para erosionar el modelo kirchnerista.

 

 

No son estos los únicos que hacen su aporte al embate desestabilizador. Hay una serie de organizaciones civiles no gubernamentales que hacen las veces de tanques de ideas que aportan teoría y recomendaciones liberales para deteriorar el modelo en desarrollo. Por caso, existe IDESA, una consultora donde pululan expertos que hicieron su verano ocupando cargos en el gobierno menemista y donde muchos surgieron de la Fundación Mediterráneo de Cavallo. Esta institución emite sus opiniones sobre la actualidad política y económica. Por ejemplo, ante el lanzamiento de Progresar, sus autodenominados expertos en “políticas públicas” consideran negativa la concentración de esfuerzos por parte del Estado para inducir a que los jóvenes retomen sus estudios porque, afirman, se transformarán en dependientes del “asistencialismo estatal”.

 

Para estos sectores, el promover el estudio como camino para acceder a oficios o profesiones a través de un respaldo estatal es dilapidar dinero en contraposición del ideal liberal individualista. Una muestra de que la batalla a llevar adelante no sólo se produce en el plano político y económico sino también, y fundamentalmente, en el cultural.

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