Los millones que halló el Papa en las cuentas del Vaticano

Apenas asumió, Francisco puso sus ojos en el estado financiero de la Santa Sede. Y ahora se reveló el resultado de la investigación.

El papa Francisco ordenó una nueva investigación sobre las cuentas y los estados financieros del Vaticano. El resultado fue que  encontraron cientos de millones de euros ocultos.

“Una Iglesia pobre y para pobres”, dijo Francisco

El ministro de finanzas vaticano, el australiano George Pell, lo confirmó en una entrevista concedida al semanario británico Catholic Herald.

Dijo que “cuando por orden del papa Francisco empezó a hacer zafarrancho en el IOR descubrió que, en contra de lo que en un principio se temía, el banco no estaba en peligro de bancarrota”.

El también arzobispo de Sidney, dijo “hemos descubierto que las cuentas están mucho más sanas de lo que parecía, y esto es porque algunos cientos de millones de euros habían sidoescondidos en cuentas particulares que no habían aparecido en el balance”.

El Vaticano descubrió que “cientos de millones de euros escondidos en cuentas de distintos departamentos” y en su banco, el siempre polémico Instituto para las Obras de Religión (IOR).

IOR, que en junio ya había cancelado 3.000 cuentas sospechosas, regularizó tal fortuna ni la forma ni el motivo por el que sus propietarios se habían sustraído hasta ahora al control del Vaticano.

Según Francisco, el IOR no solo tenía que adecuarse a los requisitos internacionales de transparencia, sino enfocar su actividad hacia la directriz de su pontificado: “Una Iglesia pobre y para los pobres”.

Y, como remacha el cardenal Pell en su entrevista, “una Iglesia para los pobres no debería estar mal gestionada”.

El Papa creó a principios de este año la Secretaría de Economía, cuyo primer objetivo era fiscalizar y reordenar todas las actividades económicas de la Santa Sede y el Estado de la ciudad del Vaticano.

A Pell, uno de los ocho cardenales que en principio —más tarde se uniría el secretario de Estado, Pietro Parolin— conformaron el llamado G-8 para reformar el gobierno de la Iglesia, le tocó encargarse de las finanzas.

El cardenal Pell está convencido de que los tiempos oscuros han pasado y que la situación financiera del Vaticano, a pesar de los 24 millones de déficit, ya es la propia “de un Estado del siglo XXI”.

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