Los represores chilenos acusan a Piñera de tortura psicológica por el traslado de cárcel

 

 

Los otrora temidos jefes de la policía secreta chilena objetaron judicialmente el cierre del penal de lujo en el que cumplen sus condenas por masivas violaciones a los derechos humanos durante la dictadura militar (1973-1990). “El presidente (Sebastián Piñera) ha torturado psicológicamente a los presos que están en este momento cumpliendo sus condenas tranquilamente en Cordillera”, afirmó el abogado René López, defensor del primer jefe de la policía secreta, Manuel Contreras.


El jurista, quien presentó un recurso de protección ante la justicia para frenar la medida a nombre de seis reclusos, dijo que el anuncio de Piñera defrauda a la “familia militar”, recordando el supuesto apoyo electoral dado al mandatario. López dijo luego a los periodistas que  Contraras “ahora está muy bien, con su ánimo muy en alto, como buen soldado chileno”, y agregó, con ironía: “Vengo a pagar el arriendo para que no lo echen”.
La presidenta de la Agrupación de Detenidos Desaparecidos, la candidata a diputada Lorena Pizarro, valoró la medida anunciada por Piñera, criticando además la actitud de los anteriores gobiernos en materia de Derechos Humanos. El penal Cordillera, inaugurado en 2004 por el presidente socialista Ricardo Lagos (2000-2006), alberga a diez oficiales en retiro condenados por acciones terroristas dentro y fuera de Chile, las que incluyen asesinatos, violaciones y torturas.
Piñera anunció el cierre del penal Cordillera y su traslado a Punta Peuco, otra prisión especial para violadores de los Derechos Humanos, invocando “la igualdad ante la ley, la seguridad de los internos y el normal y más eficiente funcionamiento de Gendarmería”. Pero trascendió que el gobierno se molestó sobremanera con declaraciones de Contreras, condenado a más de 300 años de prisión, cuando hace un par de semanas dijo a canales de televisión que no se consideraba un preso y que los guardias estaban ahí “para llevarle el bastón”.
Contreras acompañó su afirmación estirando una mano, en la que un solícito gendarme se apresuró a ponerle el bastón.
También incomodó el anuncio de un almuerzo que sus compañeros del curso militar le iban a brindar esta semana al brigadier en retiro Miguel Krasnoff, condenado a 144 años de prisión, finalmente cancelado por el revuelo que provocó.
En el penal Cordillera, los diez reclusos son atendidos por 44 gendarmes, viven en cabañas dotadas de baños individuales, cocina, radio, televisión por cable y disponen además de canchas de tenis y otros espacios para recrearse, además de contar con nutricionistas, fisioterapeutas, enfermeros y otros profesionales.
Punta Peuco, donde actualmente hay 44 reclusos atendidos por 66 gendarmes, cuenta también con comodidades desconocidas en el resto de las cárceles chilenas, cuyo principal denominador común es el hacinamiento y la escasez de vigilantes.

FUENTE
Tiempo Argentino

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