Hospital de Niños Ricardo Gutierrez
Ante los problemas de gestión, Mauricio Macri reacciona con una estrategia que se repite de modo sistemático: responsabiliza a otros de querer ponerle “palos en la rueda” y se queja de no poder brindar soluciones.
Ante el paro que se desarrolla en el hospital de niños Ricardo Gutiérrez, el jefe de gobierno eligió responsabilizar a “una minoría que responde a la propuesta de Pino Solanas”.
Para Macri, los profesionales en huelga son “una minoría dentro del hospital, que está politizada y responde a la propuesta de Pino Solanas, que cree que de esa manera le arrima votos a Solanas. Yo creo que no».
En su defensa, alegó: “Hemos trabajado como nunca antes en mejorar las estructuras, organizar los servicios, en concursar los directores».
En tanto, los trabajadores del Hospital Borda realizarán mañana y pasado un paro de 48 horas, en demanda del suministro de gas, que está interrumpido desde hace 48 días sin respuestas del gobierno porteño.
UNA LÍNEA DE CONDUCTA
Esta no es la primera vez que la administración macrista elige tirar la pelota afuera cuando surgen problemas en el área de salud.
Al inicio de su gestión, en diciembre de 2007, Macri aseguró que los problemas en la atención sanitaria en los establecimientos de la Ciudad se debían principalmente a la llegada de personas provenientes del conurbano bonaerense. “La prioridad la tienen los vecinos de la ciudad. La gente de Provincia sabrá esperar”, dijo el jefe comunal. Después de negociaciones con el gobierno provincial, finalmente se dio marcha atrás con esa iniciativa, que fue calificada de “infantil” y “xenófoba”.
El 17 de abril de 2008, el jefe de gobierno dispuso la centralización de los insumos hospitalarios, que hasta ese momento eran comprados por cada unidad atendiendo sus demandas de manera independiente. Con esa medida, las decisiones pasaron de las manos de los directores de hospital a los ministerios de Hacienda y Salud., que deben aprobar cada adjudicación.
“Es mucho dinero en juego que queremos recuperar. No vamos a retroceder ante los intentos de boicot y las amenazas que estamos recibiendo. ‘No les tenemos miedo’, como decía (el actor Fabián) Gianola en un programa de televisión”, dijo Macri al anunciar la medida.
Esa situación generó una crisis, que llevó a que en muchos hospitales se tuvieran que cancelar intervenciones. “El gobierno de la Ciudad no entiende ni la complejidad de los insumos que necesitamos, ni el nivel de producción de servicios que tenemos”, denunció en su momento el ex director del Argerich, Donato Spaccavento.
Más recientemente, en abril de 2011, la administración porteña se cruzó con el gobierno nacional a raíz de la decisión del Ministerio de Seguridad de la Nación de dar por terminado un convenio por el que la Policía Federal realizaba horas extras, custodiando edificios públicos. La reacción de Macri y Rodríguez Larreta consistió en denunciar un presunto “abandono” de la Ciudad y decir que no tenían dinero para contratar seguridad privada, ni la posibilidad de que efectivos de la Policía Metropolitana se hicieran presentes en los lugares.
“La Policía Metropolitana no puede resolver piquetes, no puede desocupar, no puede custodiar sus propios edificios. ¿Qué hace, para qué le pagan?”, cuestionó la ministra Nilda Garré.
