Por:
hugo yasky
La política transformadora del gobierno de Néstor Kirchner y el de la presidenta Cristina Fernández luego permitieron en esta década sumar millones de puestos de trabajo, recuperar la jubilación pública, implementar la asignación universal por hijo, re estatizar YPF, restituir paritarias libres, romper la histórica subordinación al Fondo Monetario Internacional y sancionar y aplicar la Ley de Medios, por la que siempre luchamos desde la CTA.
Todos estos logros, que representan y favorecen los intereses de los trabajadores, le significaron al gobierno la hostilidad creciente de los sectores ruralistas y de las grandes corporaciones económicas y mediáticas, decididas a tratar de acorralar al gobierno popular con la mira puesta en el 7D.
Por ese motivo, no nos convoca una medida de fuerza decidida por sectores minoritarios a través de la televisión y sin que ningún trabajador haya sido consultado ni convocado a debatirlo en sus organizaciones de base.
Por otra parte, apelar al recurso de los bloqueos generalizados para impedir el desplazamiento de los trabajadores, y disimular así la falta de apoyo a la medida por parte de quienes deberían protagonizarla, es una metodología que no aceptamos ni compartimos.
Mucho menos cuando la misma está esponsoreada por el Grupo Clarín y los sectores ruralistas, integrantes de la Mesa de Enlace liderada por la Sociedad Rural Argentina, junto a otros sectores empresarios que quieren imponer una nueva devaluación económica.
Una acción que terminaríamos pagando los trabajadores con la pérdida del poder adquisitivo de nuestros salarios.
Hoy, en medio del asedio de las corporaciones y de la derecha, el peor error sería confundir al enemigo.
Es cierto que hay temas pendientes que se tienen que resolver y hay demandas que el gobierno debe escuchar. Pero sería un error perder de vista que hay un rumbo que debemos defender si queremos lograr lo que aún falta.