Mientras el Gobierno suspende las exportaciones de carne y negocia con el sector, las organizaciones de pequeños productores y campesinos advierten que no se toman medidas de fondo para abastecer el mercado interno, y ofrecen una alternativa de comercialización directa del productor al consumidor.
“La carne puede estar más barata”, dice la consigna con la que la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Tierra (UTT) realizó un “asadazo” en Avellaneda, este sábado, en el que ofrecieron tira de asado a $460 el kilo, en el Mercado Cooperativo que tiene la organización en el sur del conurbano bonaerense.
El Gobierno suspendió las exportaciones de carne durante 30 días mientras negocia con el sector concentrado de la cadena, pero las organizaciones de pequeños productores y campesinos advierten que no se toman medidas de fondo para abastecer el mercado interno.
Señalan que el consumo de carne en la Argentina está en su nivel más bajo en décadas tras un aumento de 390% del precio desde 2017, convirtiéndose en uno de los alimentos de más difícil acceso para los sectores populares. Y en un desafío político para la gestión de Alberto Fernández.
¿Cómo funciona el circuito que proponen como alternativa? “Tenemos desarrollado un esquema comercial de venta de frutas y verduras agroecológicas, de productos cooperativos, y en ese marco articulamos con un frigorífico de Avellaneda que compra animal en pie y le permite salir con carne barata. Nos vende el asado a 390 pesos, nosotros no remarcamos mucho, un 25 por ciento como cualquier carnicería, y ofrecemos el corte barato sin especular con que vale 700 en todos lados”, explica Juan Pablo Della Villa, secretario nacional de Comercialización de la UTT, en diálogo con El Destape.
En un día se acercaron más de 800 personas a comprar carne, con familias que se llevan hasta diez kilos para guardar y ahorrar. “Se van muy agradecidas, hay mucha sensibilidad con este tema, es gente que no la está pasando bien”, destacan en la organización.
Aseguran que se podría replicar y multiplicar estas acciones con una presencia activa del Estado a través de la creación de un frigorífico que sea público y al que puedan acceder las organizaciones campesinas que crían animales para consumo.
Esta acción de venta directa del productor al consumidor es parte del Plan Federal de Abastecimiento de Alimentos que impulsa la organización, y es un reclamo al Estado, una demanda de políticas activas para desconcentrar la producción y distribución de alimentos, en un contexto de inflación que resulta problemática para millones de familias que vienen castigadas por la crisis.
“El gobierno cerró las exportaciones de carne pero no vemos un fomento real para las PyMES y familias campesinas que producimos ganadería, y mientras tanto los alimentos se siguen encareciendo y la pobreza aumenta”, agrega Daniela Carrizo, vocera de la organización.
“Hay una crisis sanitaria, económica e inflacionaria, con un pueblo viviendo en angustia, y en ese marco la puja que se está dando entre el Gobierno y los sectores concentrados de la carne no ayuda. La medida no resuelve y el lockout tampoco, no necesitamos más tensión. Hay que construir solidaridad”, agrega Della Villa.
Destacan también que “hay récord de exportación de commodities como la soja y récord de exportación de carne, mientras en la Argentina, con precios cada vez más caros, el consumo de carne es el más bajo de los últimos 30 años”.
Ya habían realizado un “corderazo”, esta vez con carne de cordero originado en la comarca andina, que habitualmente las familias campesinas se ven obligadas a comercializar de modo desventajoso o a perderlos por el frío del invierno. “El cordero patagónico, a diferencia de la carne de novillo pampeano convencional y de precio similar, no está alimentado con granos producidos con agrotóxicos, sino que son alimentados a base de pastizal natural y agroecológico”, explican en la UTT. Los productores y productoras chubutenses agotaron en pocas horas los 400 corderos que pusieron a la venta.
Son acciones que surgen como como respuesta a un problema estructural de la producción campesina de la Patagonia. De esta forma, según detallaron, se promueve el fortalecimiento de las economías regionales y, al mismo tiempo, logran que las familias productoras reciban un precio justo a cambio de su trabajo.
El cálculo de la organización, que se encarga de toda la logística en coordinación con los productores, es que gracias al “corderazo” lograron mejorar el precio de venta entre un 30 y un 50%. De los $650 el kilo, los productores cobraron entre $400 y $420, cuando el mercado privado les ofrece sólo entre $180 y $200 por kilo. Una diferencia notable.
“Son pequeñas muestras de que hay otro camino posible, pero necesitamos un Estado que aparezca en toda su dimensión abrazando estos proyectos del campo solidario y cooperativo para poder darle masividad a lo que hacemos”, dice Juan Pablo Acosta, delegado de la UTT en la Patagonia.
“El Estado se sienta con las cámaras de la industria frigorífica, con los grandes exportadores, con los mercados concentrados a tratar de acordar un precio -que no cubre ni el 5% del consumo interno- y hoy estamos en esta situación donde todos esos sectores están haciendo un cese de comercialización. Evidentemente no es con el campo concentrado y especulador que hay que hacer esos acuerdos, sino con el otro campo”, agrega Acosta.
Desde la organización marcan un contraste entre dos modelos agropecuarios. Por un lado, al que identifican como “el campo exportador y la agroindustria”, con récord de exportaciones, ingresos millonarios de divisas, con la utilización de agroquímicos en la producción, precios altos para el mercado interno y sectores populares que no pueden alimentarse bien. Por el otro, “el campo que alimenta con agricultura y ganadería familiar”, de producción agroecológica, que ofrece precios accesibles para los consumidores y condiciones de comercialización dignas para toda la cadena.
El jueves 20, la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Tierra y la Red de Comedores por una Alimentación Soberana realizaron una intervención pública en el Obelisco porteño, con un “verdurazo” y una olla popular para visibilizar cinco demandas concretas:
Ley de Acceso a la tierra y promoción de las Colonias Agrícolas.
Fortalecimiento de la Agroecología como modelo de producción agroalimentario saludable.
Financiamiento a las cooperativas productoras de alimentos.
Priorización de la agricultura familiar en las compras públicas de alimentos. La asistencia alimentaria estatal debe ser con Soberanía Alimentaria.
Implementación urgente de un Plan de vacunación para los y las trabajadoras esenciales que sostienen los comedores populares de todo el país.
“La crisis sanitaria se recrudece y el aumento de los precios de los alimentos golpea al bolsillo de las mayorías. En ese contexto, salimos a la calle para visibilizar nuestras propuestas solidarias y colectivas para la salida de esta crisis”, dijo Rosalía Pellegrini, vocera de la UTT.
Por otra parte, Leonor Rojas, del MOI, advirtió que “frente a una pandemia que recrudece día a día, en los barrios populares hay personas que se organizan para acercar alimentos a las familias que, como ellas, ven vulnerados sus derechos. Su trabajo es esencial y el Estado debe garantizar que accedan a la vacuna”.
FUENTE EL DESTAPE