En una extensa jornada, la comisión de Juicio Político de Diputados avanzó con los testimonios sobre una de las causales que abrió el proceso de destitución a los jueces de la Corte Suprema de Justicia: el “fallo Muiña” con el que la Corte habilitó el 2×1 para los condenados por delitos de lesa humanidad y que abría las puertas de las cárceles para los genocidas de la última dictadura cívico-militar. Entre los testigos, la comisión citó a cinco periodistas que investigaron y escribieron diversos artículos sobre ese fallo, tres de ellos de PáginaI12: Irina Hauser, Luciana Bertoia y Martín Granovsky.

Como testigos, los periodistas juraron decir verdad ante la advertencia penal del falso testimonio y “no tener vínculos de parentesco e interés que lo parten de la veracidad” con los imputados: los supremos a Horacio Rosatti, Carlos Rosenkrantz, Ricardo Lorenzetti y Juan Carlos Maqueda.

La primera en exponer ante los diputados, fue Irina Hauser. Se leyó allí el artículo por el cual fue convocada: la publicación de este diario de un adelanto del libro de Hauser “Rebelión en la Corte, los supremos en la era Macri” (Planeta) del capítulo dedicado al fallo del 2×1. Allí describe el cambio de argumento de la Corte sobre su propia doctrina jurídica en materia de Derechos Humanos y el proceso de Memoria, Verdad y Justicia, con el fallo que favoreció al represor e impulsado por el gobierno de Cambiemos.

Hauser describe “una línea de tiempo” sobre una serie de hechos que terminan en el fallo Muiña. Desde el amparo de la exjueza de la Corte, Elena Highton de Nolasco, para continuar en su cargo después de los 75 años –por fuera de lo que establece la ley–; el llamado fallo Schiffrin que volvió a ordenar que los jueces se retiren a los 75 pero dejó a Highton a salvo; el fallo del 2×1 conformado por la mayoría de los dos jueces nombrados por Macri, Rosatti y Rosenkrantz y la propia Highton, ante el voto negativo de Lorenzetti y Maqueda. La hipótesis sobre la que trabajan los diputados, es que el gobierno que impulsó el 2×1 no apeló el fallo Schiffrin a cambio de construir esa mayoría con Highton.

Foto: Guadalupe Lombardo

“Sería difícil que no estuvieran al tanto”, respondió Hauser ante la pregunta de los diputados sobre si el exministro de Justicia Germán Garavano no conociera de antemano el fallo Schiffrin y no apelara la decisión de Highton de mantenerse en la Corte. También se refirió, ante las preguntas sobre el cambio de actitud de la cortesana sobre las apelaciones de los represores que antes había rechazado y de su propia decisión de abandonar el Tribunal “antes de los 75 años” para “cumplir con la ley”, como lo había admitido en una entrevista que le realizó la propia Hauser y publicada en PáginaI12. Incluso, Hauser dio detalles de cómo la jueza buscaba entre su asesores una respuesta jurídica para revertir su postura ente la indignación popular por el fallo.

Bertoia en tanto, amplió con otros detalles su nota “Contracorriente” –publicada en este diario y leída a los diputados– como Rosenkrantz, en plena pandemia y como juez de feria, vuelve a insistir en revisar el encarcelamiento de los represores. Esta vez, el supremo rechazó una apelación de Juan Daniel Amelong, que la Corte había rechazado pero envió la causa a un juez de Santa Fe lo revise. Amelong condenado por diversos crímenes de lesa humanidad en esa provincia y en Entre Ríos –sobre los que Bertoia describió en su nota–, estaba preso en Campo de Mayo y pretendía volver a su domicilio para protegerse del Covid.

Foto: Guadalupe Lombardo

La periodista, licenciada en Ciencias Políticas y con una maestría en derechos Humanos, también repasó otros fallos con que la nueva conformación de la Corte comenzaba a rever su propia jurisprudencia, como con el fallo sobre el caso Fontevecchia, en el que los cortesanos desestiman la intervención de la Corte Interamericana de Derechos Humanos y comienzan a desandar la doctrina internacional sobre la materia.

El artículo de Martín Granovsky “Los cruzados de Rosenkrantz, historia del fallo del 2×1” también fue leído a los diputado. Allí Granovsky describe con detalles el papel del cortesano y de su vocalía a cargo de Federico Morgenstern juraron un papel crucial en el armado del fallo del 2×1, como también habían descripto Hauser y Bertoia. Allí, el editor de PáginaI12 incorporó a esa nota el dibujo del circuito que siguió todo el trámite del fallo, con el juez y su vocalía como sus impulsores. Cuentas sobre el libro de Morgenstern “Cosa juzgada fraudulenta”, en el que fija posición sobre la revisión de los juicios por memoria, verdad y justicia en favor de los represores y que lleva el prólogo de Rosenkrantz, cuando ambos integraban el llamado Colegio de Abogados de la Ciudad de Buenos Aires de la calle Montevideo, a quien Granovsky definió como una organización civil de los grandes estudios jurídicos ligados a los grandes grupos económicos concentrados. Y cuya historia siempre estuvo ligada a la defensa de los condenados por delitos de lesa humanidad.

Foto: Guadalupe Lombardo

 

Granovsky también se refirió a fallo Fontevecchia-D’Amico donde la Corte desestima a la CIDH y comienza a desandar el camino internacional sobre derechos humanos, que el gobierno de Raúl Alfonsín estableció a pocos meses de asumir con el apoyo mayoritario del Congreso al adherir al Pacto de San José de Costa Rica. Para entonces, la mayoría de los diputados de Cambiemos, que asumen en la comisión la defensa de los cortesanos ya se había ido de la sala del anexo de la Cámara baja.