Zaffaroni se mostró a favor de “repensar lo judicial”

El juez de la Corte Suprema Raúl Zaffaroni se mostró hoy a favor de una reforma del Poder Judicial, tal como había expresado en el último tiempo un grupo de magistrados y funcionarios judiciales en dos solicitadas (que él no firmó) en las que se aboga por “una Justicia legítima” y en línea con el pedido de la presidenta Cristina Kirchner de “democratizar la Justicia”.

Zaffaroni remarcó la necesidad de debatir lo judicial.
Zaffaroni remarcó la necesidad de debatir lo judicial.

En una entrevista con el diario Página 12, Zaffaroni dijo sentirse “complacido por el simple desafío de ‘repensar’ lo judicial” y opinó que “sería bueno lograr que, al fin, la política se haga cargo” de la necesidad de debatir sobre ese Poder. “Espero que lo hagan bien, seriamente, sin tirar propuestas al voleo. Parece que todos creen que el judicial es un apéndice que funciona solo. Desde la política nadie ha pensado seriamente que un Estado democrático necesita un modelo de Poder Judicial acorde”, agregó.

En ese sentido, se manifestó abiertamente en contra de la elección de jueces, ya que, según su punto de vista, “daría lugar a una demagogia vindicativa y a una corrupción terrible” y “ganarían los más ignorantes, solventados por intereses de los poderosos o vendidos a ellos, se meterían los partidos, los financiadores de campañas”.

El magistrado, uno de los más prestigiosos penalistas a nivel mundial, también se pronunció en contra de los juicios por jurados, y advirtió sobre el peligro de entender “contradictoriamente la Constitución”, que los establece: “Seamos serios: el jurado popular clásico no funciona ni en los Estados Unidos, donde sólo un pequeñísimo porcentaje de casos se resuelve ante un jurado, porque los demás se “negocian” con (o se extorsionan por) el fiscal”.

Según Zaffaroni, este sistema “tiene el inconveniente constitucional de no permitir la revisión que impone la misma Constitución con la incorporación de la Convención Americana” y, además, “es caro y lento”. “Creo que el control popular es bueno, pero para eso sería más práctico el sistema de escabinos, o sea de tribunales con jueces letrados y ciudadanos. De ese modo se evitaría entender contradictoriamente la Constitución, no tendría los otros inconvenientes del jurado clásico y permitiría un buen control con ciudadanos que participen del debate”.

Para el ministro de la Corte, la reforma judicial no requiere necesariamente de una reforma de la Constitución, ya que hay muchos cambios que pueden hacerse “dentro del marco constitucional vigente y en un término más o menos breve”, aunque admitió que “a largo plazo sería bueno instalar un debate sobre una eventual reforma constitucional”.

“Así como existen modelos de gobiernos parlamentarios y presidencialistas, unitarios o federales, también hay modelos judiciales. Cómo armar un Poder Judicial es un problema político, constitucional, y la Constitución es un código político, de gobierno”, afirmó Zaffaroni, y añadió que si hasta ahora el poder político no se ocupó del judicial fue por un “descuido”.

“Un poder no es democrático sólo porque proviene de elección directa, sino porque es indispensable para que la democracia funcione”

Para el jurista, los cambios que pueden realizarse en el corto plazo son muchos: “Si se recompone la distribución de tareas, se ingresa en lo administrativo por pruebas o concursos, se escoge a los jueces en concursos rápidos y transparentes, se agiliza el procedimiento civil y penal, se dispone el control ciudadano en los juicios penales y se prepara a los jóvenes para los concursos como nueva generación de recambio, por lo menos de momento me sentiría muy satisfecho”. “En el largo plazo, sin apuro, por supuesto que puede pensarse en reformas más ambiciosas, pero de momento las inmediatamente posibles son muy importantes y se demoran desde hace muchísimos años”, agregó.

En ese sentido, remarcó la necesidad de “resolver el problema que plantea un Consejo de la Magistratura que se ha trabado”, porque “es muy grave que se trabe el organismo que es pieza clave en la designación y remoción de jueces”.

“Siempre se ha planteado el problema de que un poder no elegido directamente controla y limita a un poder de elección popular directa. Pero no se resuelve con simplezas viscerales, porque el control es indispensable. Un poder no es democrático sólo porque proviene de elección directa, sino porque es indispensable para que la democracia funcione. A los jueces no los designa ninguna divinidad ni ningún monarca, sino las autoridades electas popularmente. Hay que estudiar la forma de preparar y seleccionar a los mejores”, concluyó.

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