Mientras el pregón de ajustar porque “no hay plata” sigue multiplicando los índices de la pobreza en la Argentina, un diputado oficialista y colaborador clave de Patricia Bullrich se mostró públicamente disfrutando de sus vacaciones por Europa y participando de uno de los festivales más exclusivos, el Carnaval de Venecia.

Se trata de Damián Arabia, diputado nacional del PRO y uno de los más férreos defensores de los recortes de los gastos de Estado a los sectores de menos recursos. Un legislador que durante el tratamiento de la malograda ley ómnibus llegó a pedirle a la población de privarse de “ciertos gustitos” para sacar adelante al país.

Mientras se pronunciaba de esa manera sobre los aumentos de transporte, tarifas y recortes de la ayuda social, Arabia hacía ostentación de lo que muchos ciudadanos afectados por la crisis multiplicada no pudieron hacer: vacacionar. Y vacacionar en Europa.

En sus redes sociales subió fotografías de su participación en los carnavales de la ciudad italiana de Venecia, uno de los eventos más pudientes a los que, por sus costos, no cualquier turista tiene acceso.

También posteó otras imágenes de su viaje durante un paso por Madrid: “Me voy a beber todo el vino del VIP”, escribió en uno de sus mensajes.

Mientras escribía esto, en sus redes sociales Arabia seguía abogando por los ajustes y el sacrificio: “Cuando estás ajustado en tu casa te tenés que privar de ciertos gustitos, y eso es lo que está haciendo el país”, escribió desde Europa, haciéndose eco de un joven que dio ese argumento durante un reportaje televisivo.

Arabia fue uno de los referentes del oficialismo en montarse a la campaña contra artistas nacionales y a favor de la privatización de empresas públicas: “El problema es entender que los recitales o Aerolíneas Argentinas se financian con el IVA de la leche o de los fideos”, dijo y calificó de “inmoral e inaceptable” que el Estado participe de esos gastos.

Este doble discurso de Arabia fue duramente cuestionado por decenas de usuarios en las redes sociales, que le enrostraron exhibir sus goces de turista internacional mientras el Gobierno que él defiende multiplica la pobreza en el país que él legisla.

La reacción de Arabia

Lejos de amilanarse o llamarse a silencio ante las críticas, el diputado redobló la apuesta y apeló al discurso de la meritocracia: “Lo que yo haga con mi vida privada, con mi orientación sexual y mi tiempo libre, no debiera ser tema de conversación pública”, ordenó.

“Que intenten atacarme con esto para no discutir mis idea, demuestra que les estoy tocando los kioskos (SIC) y tienen miedo”, prosiguió desviando el foco del cuestionamiento. Por si fuera poco, cerró con un mensaje desafiante y de desprecio a las críticas: “Saben qué? No voy a parar”.

Página|12