El secretario general de Uthgra en Capital Federal, Dante Camaño, se sumó a los que agitan el fantasma del fraude electoral, se expidió a favor de una reforma laboral y criticó la legislación vigente: «La idea que teníamos nosotros era hacer un sistema donde el salario dependiera de la producción». Además aprovechó para «dispararle» a Luis Barrionuevo: «No podés tener restaurantes».
Dante Camaño, el líder de los gastronómicos porteños, habló sobre la legislación laboral, sobre política, agitó el fantasma del fraude y profundizó la grieta que lo separa de su ex cuñado, Luis Barrionuevo.
«El gremio gastronómico existe porque existe Capital, que siempre lo manejé yo, que siempre fue superavitaria y sostiene el 50% de la recaudación. Todas las cosas que ustedes ven que funcionan como las grandes fiestas de más de 30 mil personas, los desfiles de la Av de Mayo, las colonias para los chicos… pero nosotros nunca hicimos propaganda de eso», abrió el gremialista en declaraciones a Radio Con Vos.
También aprovechó para diferenciarse de su rival, con el que compartió casi 4 décadas en la conducción pero al que parece haber conocido en los últimos meses: «No podés ser empresario y sindicalista. Para mí eso está mal, o sos una cosa o sos la otra. No me molesta que me conozcan por Barrionuevo porque yo le tenía cariño. Mi mamá lo quería mucho pero yo tengo principios totalmente diferentes. No podés tener restaurantes».
Asimismo, al recordar que está en su cargo desde hace décadas, afirmó: «El problema no es que un dirigente sea viejo o esté mucho tiempo, el problema es si es incompetente o es corrupto. Qué problema hay que tengas un tipo bueno».
Cuando le retrucaron desde Radio con Vos que los políticos dicen lo mismo se subió al tren de instalar el fraude y aseguró que «Hacen trampa. El problema es que hacen un aparato que viola la democracia. No les podés ganar porque tienen todos los aparatos ellos, tienen toda la guita y manejan los votos».
«El laburante quiere saber cuánto va a cobrar y si lo despiden cuánto va a cobrar. Estamos super protegidos los trabajadores argentinos. El problema que tenemos es que cierra el boliche y la gente no cobra porque tenemos la mitad de la gente en negro», simplificó.
«Tanto vender votos, tanto desesperarse por estafar a la gente que no explicaron a la gente: la ley se aplica igual a la Ford que al gallego Manolo que tiene 5 obreros. Tiene que haber leyes diferentes para las pymes. Nadie pensó eso», supuso.
Respecto a la legislación laboral, dijo: «La ley es una aberración, está mal hecha». Asegura que entre las demoras y las tasas, «el papelerío y los abogados se terminan llevando un 400% más que lo que se lleva el laburante»
Su propuesta era más radicalizada: «La idea que teníamos nosotros era hacer un sistema donde el salario dependiera de la producción, vos tenés que hacer que el trabajador se interese. Lo que pasa es la reforma la quieren imponer pero eso, en esta época que hay tanta tecnología, es una equivocación. Los viejos nos tenemos que adaptar a los jóvenes porque hay otra maquinaria, otra concepción del trabajo».
Para quienes quieren proteger los derechos, Camaño determinó que «tarde llegaron. Los derechos no se ejercen y si no se ejercen, no sirven. El único que cobra todo es el que depende del Estado o trabaja para el Estado. En el sector privado tenés empresas que pueden cumplir y tenés empresas que no pueden».
Y volvió a cargar contra el peso impositivo, como en otras oportunidades. Cuando le dijeron que en Holanda se paga mucho más, salió por una tangente: «Nosotros somos un país de caciques», afirmó y aseguró que en Nueva York hay 9.000 locales gastronómicos, en Madrid 8.000 y en Buenos Aires 12.000. «En Buenos Aires somos todos jefes» y que «los obreros somos minoría en este país, la mayoría son empleados públicos, jubilados. Yo llamo empleado al que produce en la actividad privada».
Sobre el alejamiento de Barrionuevo de Milei, dijo que «Massa no tiene un pelo de tonto y no va a dejar ni que se acerque». También recordó el pasado del tigrense como joven ladero de Graciela Camaño: «Los llamábamos Los Gracielos, como a Los Susanos». Sobre el apoyo de su hermana a Massa, dijo que «no le sorprende, que siempre fueron amigos».
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