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El error de Rodrigo Bentancur que le posibilitó a Mauro Matos llegar al gol y darle así unagónico triunfo a San Lorenzo en el partido con Boca no sólo le permitió a los de Boedo estirar la “paternidad”, sino que también sirvió para destapar El efecto Francisco.
¿De qué se trata? Desde que Jorge Mario Bergoglio asumió como la máxima autoridad en el Vaticano (13 de marzo de 2013), San Lorenzo y Boca jugaron cinco partidos entre sí. Todos tuvieron el mismo desenlace: hinchas Xeneize sin poder festejar.
Fueron cuatro triunfos para los de Boedo y un empate en cero. Pero hay un dato que es aún más sorprendente: en la serie de partidos que se disputaron tras el anuncio del Sumo Pontífice, Boca no pudo meter un gol.
El primero tuvo lugar el 11 de mayo de 2013, en el marco del Torneo Final que dominó Newell’s Old Boys. Con goles de Gonzalo Verón, Julio Buffarini y Ángel Correa, el Ciclónaplastó a un conjunto de La Ribera atestado de juveniles.
Meses después, ya por el Torneo Inicial, los Cuervos se hicieron con los tres puntos en juego gracias -nuevamente- al aporte goleador de Ángel Correa. Fue por la mínima.
Fecha 14 del Torneo Final 2014. Boca hacía las de anfitrión en el clásico, abriéndoles las puertas de la mítica Bombonera a sus verdugos. Fue empate sin goles.
Mismo año, distinta competición. En el marco del Torneo de Transición, San Lorenzo derrotó por dos a cero a su rival. El encargado de abrir el marcador fue Martín Cauteruccio. Cinco minutos después del orgasmo futbolístico -entiéndase gol-, Gonzalo Verón puso cifras definitivas.
El más reciente, el más insólito. Mauro Matos, gracias al inconmensurable aporte de Rodrigo Bentancur, le dio el triunfo a los suyos y siguió alimentando esta suerte de maldición.
Creer o reventar.
