Leonardo Uliarte fue convocado a pedido de la fiscalía y de la querella para reconocer la letra de su hija en el escrito hallado en el allanamiento a la casa de su hija, presa por el intento de magnicidio. Medidas demoradas, lo que dijo él, y el resto de los testigos.
“Ella siempre vivió conmigo, pero a partir de un momento que no puedo precisar, porque yo trabajaba mucho, ella se fue a vivir a otro lado. En agosto (del año pasado) ya no estaba en casa”. El que habla es Leonardo Uliarte y se refiere a su hija, Brenda Uliarte, quien está presa por el intento de asesinato de Cristina Fernández de Kirchner. Es parte de su primera declaración, el jueves último, en la causa sobre el atentado. La chica se había ido a vivir a la casa de su entonces novio, Fernando Sabag Montiel, el hombre que quiso disparar pero falló, y a quien ella había acompañado la noche del 1º de septiembre a Recoleta, a las cercanías de la casa donde vivía la vicepresidenta.
Uliarte padre declaró que advirtió que su hija realmente se había ido cuando allanaron la vivienda, el 7 de septiembre, tres días después de que la detuvieran. Cuando los agentes de la Policía de Seguridad Aeroportuaria entraron al monoambiente que ocupaba ella, él vio que se había llevado todo. “Ni siquiera estaba la tele que yo le había regalado, que todavía la estoy pagando”, declaró.
Lo que sí encontraron, entre unas pocas cosas, y que fue lo que motivó que lo citaran como testigo, fue un papel donde estaba escrita a mano la llamada “Regla de Tueller”, un protocolo estadounidense que establece la distancia mínima necesaria para defenderse con un arma de fuego frente a un ataque con un arma blanca. La fija en 21 pies, lo que equivale a 6,4 metros. El nombre invoca el de su creador, Dennis Tueller, un sargento del estado de Utha. Patricia Bullrich, como ministra de Seguridad del macrismo quiso implementarlo en el país.
Medidas demoradas
Los abogados de la querella de la vicepresidenta habían reclamado varias veces que se peritara ese papel, para establecer al menos si la caligrafía era de la propia Brenda o el texto había sido escrito por otra persona. Era muy llamativa la presencia de esa anotación tan específica, con lujo de detalles, en el lugar donde vivía una chica que vendía copos de azúcar y contenido erótico mientras intentaba terminar el secundario.
La medida, finalmente, fue pedida por el fiscal Carlos Rívolo y dispuesta por la jueza María Eugenia Capuchetti a comienzos de este mes. Está en desarrollo. Así como Leonardo Uliarte fue citado a declarar, también fueron convocados los testigos del procedimiento en su casa. El lugar, en la calle Juan Irigoin 1495, en San Miguel, es una construcción con varios ambientes construidos a lo ancho y en altura que ofician de pequeñas viviendas habitadas por miembros de la familia y por inquilinos. Tienen una letra cada uno. El de Brenda era el “I”. Contaba con su propio baño y cocina. Adelante Uliarte padre tiene un kiosco. Había trabajado de chofer de colectivo y de encargado en el supermercado Carrefour.
El padre y los testigos
Uliarte padre describió en la fiscalía como había sido el procedimiento de la PSA. Dijo que principalmente habían encontrado papeles y alguna carpeta porque, según su descripción, ella se la pasaba estudiando. “A veces me pedía que yo la ayudara pero yo no entendía nada”, comentó. Cuando le preguntaron sobre el papel que puntualmente decía “Regla de Tueller (pistola vs navaja)” y si sabía quién los había escrito, dijo que ni conocía qué era esa regla ni recordaba que la hubieran mencionado en el allanamiento ni haber visto el escrito. Se lo mostraron y aseguró: “No reconozco la letra”. En cambio, dijo que había “un escrito con colores” que estaba casi convencido que tenía la letra de su hija. Respecto de una hoja cuadriculada hallada que decía “MILEROTICOS” (sería una plataforma de citas y servicios sexuales que fue utilizada en otros países para extorsionar) sostuvo que tampoco podía afirmar que fuera la letra de ella.
Uno de los seis testigos del allanamiento (sin contar a Uliarte) describió que se secuestraron hojas con “contenido político” “referidas a un trabajo del colegio” que estaban dentro de una carpeta escolar. Otra testigo dijo que había “hojas que hablaban del peronismo, que estaban impresas” y que le explicaron los policías, según dijo, que las secuestraban porque “tenían alguna subjetividad”.
Otro vio lo mismo, y señaló que se señalaban “desventajas” del peronismo. La mayoría de quienes presenciaron el procedimiento recordaban haber visto el manuscrito con la Regla de Tueller, pero no el nombre. Algunos mencionaban el arma blanca, otros el arma de fuego. Un testigo policía fue más específico: dijo que el escrito hablaba de “un enfrentamiento de una persona con un cuchillo y otra con un arma de fuego”, pero que después la tuvo que googlear para saber qué era. Los policías/testigos que no les habían enseñado esa técnica, excepto uno que sostuvo que la había aprendido sin ese nombre. Una testigo, cuando le preguntaron si alguno de los presentes hizo algún comentario sobre el manuscrito de la “Regla de Tueller” aludió, llamativamente, al padre de Brenda, como si hubiera dicho que era “un trabajo práctico del colegio de su hija”.
Brenda Uliarte antes del atentado
Leonardo Uliarte contó que, tiempo antes del atentado, un primo le había avisado que Brenda había salido en televisión hablando (en contra) de los planes sociales. Fue una de sus apariciones en Crónica TV. “Me llamó mucho la atención que tuviera una opinión política”. Contó que habló de eso con su hija en una visita a la cárcel de Ezeiza. “Le pregunté de dónde había sacado esas ideas, porque no podía entender (…) nosotros somos humildes y siempre le enseñamos a a respetar a los humildes”. La chica le dijo que, en particular, sus comentarios sobre los inmigrantes y los planes se los habían sacado de contexto. A su entender, expresó, su hija no estaba en ninguna agrupación ni le gustaba la política. Por eso se mostraba más sorprendido.
En un tramo de la declaración se refirió a la muerte de un bebé de Brenda, que aparece mencionado en conversaciones analizadas en la causa. Contó que había quedado embarazada unos dos años antes del atentado. Que él le daba su obra social, pero que el bebé tenía algún problema de salud y no la quisieron atender más. El bebé, declaró, falleció en el hospital de San Miguel.
A Sabag Montiel relató que lo vio una sola vez, alrededor de un mes antes del atentado. Fue en la puerta de su kiosco. Tenía el palo de los copos de azúcar que vendían. No sabía que era el novio de Brenda, ni nada acerca de él. Tras el intento de asesinato, la imagen de su hija ya comenzaba a circular y hasta fue a hablar a Telefé para despegarse. Leonardo dijo que la llamó pero no lo atendía. Recién pudo hablar con ella cuando ya estaba presa.
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