H.I.J.O.S.: 19 años contra la impunidad

“Teníamos que organizarnos, ya no éramos niños que acompañábamos a nuestras abuelas”, recordó Pisoni.

En la Semana Santa de 1995 la organización Hijos por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio (H.I.J.O.S.) comenzaba a conformarse. Ese 14 de abril, los jóvenes, que apenas superaba la mayoría de edad, se reunieron en un campamento en Córdoba y decidieron crear la agrupación para luchar contra la impunidad que habían garantizado las leyes de obediencia debida y punto final, y los indultos.

Ayer se cumplieron 19 años de ese momento fundacional que se consolidaría poco después con el primer encuentro de H.I.J.O.S., donde se adoptó el nombre que los identificaría por casi dos décadas.

“Ya nos conocíamos mucho de las marchas, del movimiento de Derechos Humanos, porque nuestras abuelas eran de Madres de Plaza de Mayo o de Familiares y ya funcionaban los talleres Julio Cortazar para hijos de desaparecidos”, recordó Carlos Pisoni, integrante de H.I.J.O.S. y subsecretario de Promoción de la Secretaría de Derechos Humanos.

Aquel 1995 encontró a un grupo de hijos de desaparecidos o asesinados en la dictadura con 18 años, movilizados contra la impunidad y por el revuelo causado por las confesiones de Adolfo Scilingo, quien había integrado el Grupo de Tareas de la ESMA y relató el funcionamiento de los “Vuelos de la Muerte”.

“Teníamos la necesidad de organizarnos porque ya no éramos niños que acompañábamos a nuestras abuelas. H.I.J.O.S. dio pie después a la organización de agrupaciones similares en otros países, como Chile o México”, agregó Pisoni.

Ese mismo año, el grupo realizó su primer “escrache”, que tuvo como destinatario a Jorge Magnacco, médico de la Armada responsable de muchos de los partos clandestinos en la ESMA. “Aportamos un herramienta de lucha”, dice Pisoni. “El escrache –detalló– surgió porque veíamos libres en la calle a los que torturaron o mataron a nuestros viejos. Nos provocaba ver la impunidad.

El objetivo fue siempre el mismo: buscar una condena social ante la imposibilidad de que hubiera una condena judicial, que fueran repudiados en sus barrios, y eso sucedía”.

Lejos de la realidad que vivían los organismos de Derechos Humanos en esa época, hoy H.I.J.O.S. ocupa espacios de gestión en el gobierno nacional, como el propio Pisoni o el secretario de Derechos Humanos, Martín Fresneda. En 2011, la agrupación inauguró un espacio propio en la ex ESMA bajo el nombre de la Casa de la Militancia.

“Lo que estamos viviendo era impensado en ese momento. Cuando nos juntábamos teníamos esperanza, nuestros padres y abuelos nos habían marcado el camino, pero era impensado el juicio y castigo a los genocidas y sus cómplices, una de las consignas principales que teníamos. Es un momento histórico, que nos llena de alegría poder vivirlo cada vez que hay una condena, cada vez que hayamos un nieto, es una alegría enorme”, manifestó Pisoni.

NOTA DE TIEMPO ARGENTINO.

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