Pinochet había adquirido toxinas botulínicas como para matar a millones

 

El dictador chileno Augusto Pinochet (1973-1990) dispuso de toxinas botulínicas con las que se podría haber eliminado a una población igual a la mitad de la de Santiago y practicar asesinatos masivos o individuales fuera del país. La impactante noticia, revelada ayer por la ex directora del Instituto de Salud Pública (ISP), Ingrid Heitmann, conmocionó al país y llevó al presidente Sebastián Piñera y a sus predecesores Eduardo Frei (1994-2000) y Michelle Bachelet (2006-2010) a coincidir en el pedido de una exhaustiva investigación judicial.

Las toxinas, provenientes del Instituto Butantan de San Pablo, Brasil, estuvieron en poder de la dictadura desde los años ’80 del siglo pasado. Investigaciones judiciales ligadas al presunto envenenamiento de presos políticos y del ex presidente demócrata cristiano Eduardo Frei, en 1982, corroboraron el origen brasileño de las toxinas. Los químicos, que permanecieron ocultos durante 27 años en un subterráneo del ISP junto al Estadio Nacional de Santiago, fueron descubiertos e incinerados en 2008, sin que se informara al gobierno de Michelle Bachellet o a la justicia, dijo Heitmann.

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